martes, 13 de mayo de 2014

El Maestro Sigue Aprendiendo - Crecimiento personal-espiritual

Llegó una carta al hogar del anciano profesor, que se había jubilado tras enseñar y graduar a muchas generaciones de letrados.
La carta venía dirigida por James, una medianía de estudiante, que había luchado mucho para aprobar las clases del profesor, y finalmente lo logró.
Muchos años después de graduarse, James había asumido un importante rol de liderazgo en su compañía, pero a veces se sentía incómodo.
James le escribió y le hizo una breve pero desesperada pregunta a su profesor, a quien consideraba la persona más sabia que nunca hubiese conocido, aunque sabía que pudo haber hecho un mejor trabajo, caso de haber aprendido adecuadamente de las lecciones de su antiguo profesor.
“Maestro, no estoy seguro de si todavía continúa en la enseñanza, pero quisiera preguntarle si yo podría regresar para intentar aprender nuevamente, las cosas que me perdí en la escuela, para que pueda redimirme con su sabio consejo y enseñanza”.
Las arrugadas manos del anciano profesor, sostuvieron la carta en el aire y se quitó las gafas para contemplar el cielo por un momento, suspirar y tomar el viejo bolígrafo rojo, que siempre había usado para calificar las pruebas de James. El bolígrafo rojo nunca había sido usado para degradar las pruebas de James, sino para añadir notas de comentarios y preguntas de reflexión a los márgenes.
La breve nota del anciano profesor, decía:
Querido James,
Sería un auténtico placer para mí, tenerte de vuelta para que yo pueda continuar aprendiendo de ti.
Nuestra perspectiva de la vida está, muchas veces, influenciada por la opinión que los demás tengan de las cosas, ya que tendemos a aceptar lo que los demás piensan, en especial si son mayoría. Pero la verdad es que, a veces, las cosas pueden ser muy distintas.
Es muy cierto que siempre vemos al estudiante aprendiendo del maestro, pero quienes hemos desarrollado el rol del segundón sabemos que muchas veces es el maestro quien más aprende… aunque no sea evidente a primera vista. Esto dependerá, por supuesto, de que se tenga un espíritu de enseñanza y de que también, se esté dispuesto a aprender de los demás.
Quienes así lo hagan, nunca dejarán de aprender y se convertirán en personas cada vez más sabias.
¿Seremos una de esas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario