Una de las cosas, y la más importante, que Dios nos exige para formar parte de su familia es la obediencia; de acuerdo con la lectura de este pasaje, los ángeles le ordenaban a Lot que saliera de ese lugar para salvar su vida y la de los suyos, que por ninguna razón se volviera para ver hacia atrás, que no perdiera la oportunidad que el Señor le estaba otorgando de escapar ileso de toda destrucción. Dios, en todo momento, nos invita a caminar tomados de su mano mirando siempre hacia adelante ya que lo mejor siempre está por venir; el camino que ya recorriste no tiene vuelta atrás. "Agua pasada no mueve molino".
El pueblo de Israel, al ser rescatado de la esclavitud, estaba gozoso y se sentía orgulloso de su Dios porque al fin les había escuchado y liberado. Sin embargo, al caminar por el desierto (al pasar por las pruebas), no las soportaron y añoraban la vida anterior, es decir, querían seguir siendo esclavos; sus cuerpos estaban en el presente, pero sus corazones se habían quedado en el pasado, ¿Sabes por qué? Porque se habían acostumbrado, se volvieron conformistas, no estaban dispuestos a aceptar el reto que significaba obedecer y seguir al Señor; e, igual que ellos, para muchos es mejor lo que ya conocen que lo que pueden conocer, es más cómodo. La visión de estas personas es muy cerrada, demasiado corta, no tienen aspiraciones, y si la tienen es muy pequeña; no nacieron para retos mayores, simplemente se dan por bien servidos con lo que han logrado o tienen. Sólo imagínate el legado que dejarán a sus hijos, obviamente será una generación de fracasados.
¿Cuál es la situación que estás viviendo en este momento?; quizá te encuentres estancado en algo y sientas que no puedes alcanzar tu sueño; piensa esto o que germine esta idea en tu mente: "TÚ PUEDES CAMBIAR EL RUMBO DE TU VIDA". Dios te dotó de una gran capacidad, de fortaleza, de aspiraciones, de sueños; todo esto lo hizo en ti y para ti, basta sólo con que Tú realmente lo creas y actives tu fe en el Señor, Él ya allanó tu camino, ya lo puso todo al alcance de tus manos, lo demás sólo te corresponde a ti. Es hora de que huyas de tu pasado, de que renuncies a tus temores y traumas, de que te sacudas el polvo de los fracasos, de que veas con la luz que te ofrece el faro de victoria y de que, al igual que Caleb, conquistes el monte que Dios te ha entregado y plantes una nueva semilla, la semilla de la Fe, la Esperanza y el Triunfo, que sólo las puedes encontrar en Cristo Jesús, el Señor y Padre nuestro. Amén
Cuando sientas que nada resulta, o bien te sientas agobiado por las circunstancias, declara lo siguiente con todo tu corazón, y creyéndolo.
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