martes, 16 de octubre de 2012

Hoy...Me Guiará por el Camino Correcto - Reflexión

“Halló a Jacob en tierra de desierto, y en desierto horrible y yermo; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó a la niña de sus ojos” Salmo 107:7.
¿Cuál y cómo será el camino que me espera este día? ¿Pasaré por sombras y angustias? ¿Mi pie caminará hoy por la candente arena de un desierto horrible y árido?  No lo sé. Sólo sé que necesito caminar en este día por fe y plenamente confiado en que el cuidado de Dios sobre Jacob se repetirá sobre mi vida en este día.
A Jacob le halló en tierra del desierto. Desierto horrible y yermo, sin embargo Dios le trajo alrededor, le instruyó y le guardó como a la niña de su ojos. Sus promesas me recuerdan que como el águila que despierta su nidada, que revolotea sobre sus pollos, que extiende sus alas, los toma y los lleva sobre sus plumas, así lo hará el Señor conmigo hoy.  Él nos llevará y Él nos guardará en este día.
El Señor confortará mi alma, me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Y hoy, aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque Él estará conmigo; su vara y su cayado me infundirán aliento. El Señor me pastoreará siempre y en las sequías saciará mi alma y seré como huerto de riego y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Porque Dios es Dios eternamente y para siempre; Él me capitaneará hasta la muerte. ¿Qué más puedo desear? ¿Qué más puede anhelar mi alma? ¿Qué temeré hoy, si estoy seguro de que Él me guiará por el camino recto? ¿En quien más podré confiar?.
Hoy no hay razón para que mi alma se angustie ya que tomado de la mano del Señor, el buen Pastor, nada podré temer. Cuando Él nos lleva, la seguridad nos invade y la fortaleza nos envuelve porque de nada podremos dudar. Él es el Señor de la eternidad. Hoy es un buen día para probar nuevamente su fidelidad y sabia dirección.
Gracias Señor. En medio de los caminos tortuosos veré tu manera prodigiosa de conducirme. Como oveja de tu prado seré sabiamente dirigido. Hoy quiero caminar detrás de tus pisadas sin angustia, ni soledad, ni duda, porque cuando te sigo el horizonte se abre y la esperanza crece dentro de mí.  Cuántos hoy estarán abatidos porque no han aprendido a seguirte.  Permíteme, Señor, no solamente seguirte, sino también decirles a otros la hermosura de seguir tus pisadas y dejarnos dirigir por su sabio pastoreo.
Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario