martes, 28 de enero de 2020

Yugo desigual entre cristianos

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos: porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente. 2 Corintios 6:14-16

Resultado de imagen de Yugo desigual entre cristianosEsta porción de las Escrituras acota todo tipo de relaciones entre creyentes y no creyentes, caso de implicar la negación y ruptura de los principios y valores cristianos. Estas relaciones pueden ser de índole laboral, comercial, política, social, por supuesto espiritual, etc.

Tradicionalmente, el texto ha sido utilizado para prohibir y condenar las relaciones amorosas entre creyentes y no creyentes. Aunque este uso es correcto, no debemos dejar de tener en cuenta que el texto es más amplio en su aplicación. Abarca toda clase de relación que no glorifique a Dios y no se someta al Señorío de Jesucristo.

Aunque el encabezado de este artículo sugiere la posibilidad de delimitar la frase “Yugo Desigual” a relaciones amorosas entre cristianos, realmente esto no es correcto. El texto bíblico es muy claro en precisar que se refiere a todas las relaciones entre creyentes e incrédulos. 
Lo anterior no niega que en una pareja cristiana puedan existir incompatibilidades, que dificulten o hagan casi imposible la viabilidad de una relación matrimonial. A esta clase de obstáculos que pueden presentarse en una pareja podríamos llamarla “yugo desigual” con minúsculas, para diferenciarlos del YUGO DESIGUAL con mayúsculas, a los que se refiere directamente el texto bíblico del cual tomamos la frase.

El Día en que Mi Vida se detuvo

La vida está llena de posibilidades pero tú nunca obtienes la tuyaCharlie Brown

¿Sentiste alguna vez como que tu vida se detuvo? ¿Has pensado que la vida está llena de posibilidades pero que no son para ti?
Muchas personas se encuentran detenidas en la vida, personas que no saben qué hacer, porque han sido abandonados por su pareja, o perdieron el trabajo, o están endeudados, que todo les sale mal, y lo único que alcanzan a ver son problemas y más problemas.

Resultado de imagen de El Día en que Mi Vida se detuvoEl destacado líder y escritor John C. Maxwell dice: La gente no necesita cambiar sus problemas, sino sus perspectivas.
Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar de la vida. Los problemas fueron hechos para resolverse; hasta la muerte tiene solución ya que si estás en Cristo debes saber que tienes vida eterna. Entonces la pregunta es: ¿Por qué haces que tu vida se detenga? ¿Por qué caer en el negativismo? Si piensas que algo va a salir mal, seguro que va a salir mal.
La Biblia dice: Lo que el impío teme, eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean. Proverbios 10:24.

¿Qué es lo que usted desea en la vida?
¿Desea seguir detenido o desea seguir avanzando sin importar las crisis, los problemas y los fracasos?
Los problemas siempre van a existir mientras vivas en esta tierra, pero tú tienes la capacidad de salir adelante.
Tú puedes elegir quedarte desplomado pensando que el mundo se acabó, llorando desconsoladamente, esperando a ver si tus amigos te ayudan en ese momento difícil, o también puedes elegir buscar a Dios, buscar su sabiduría y las oportunidades de mostrar las virtudes y talentos que Él te ha dado.
Alguien dijo: La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubiesen permanecido durmiendo.

¡Tú no estás solo!

Siempre te miro, estoy contigo. Aunque te sientas solo, aquí estoy.
Cuando crees que no puedes más, deja que yo te cargue. Descansa en mí.
Resultado de imagen de ¡Tú no estás solo!

Desde siempre yo te miro
cuando has llorado y has reído
en cada área o situación.

Muchas veces me has sentido
otras piensas que me he ido
a la verdad siempre has tenido
mi atención.

Solo que a veces oras mal
y no he podido darte
lo que has pedido porque yo
conozco qué es lo mejor.

Porque tú miras el presente
pero el futuro miro yo.

Si quieres vivir en victoria
ten mi palabra en tu memoria
yo siempre permanezco fiel.

Soy quien le respondió a Moisés
cuando se hallaba frente al mar
y el enemigo más atrás
pero a mi nombre Él llamó,
tocó el mar, se dividió.

Entonces qué dificultad
tendría para en ti obrar
descansa en mí, tendrás alivio.
Aprende que saldrá mejor,
al modo mío.


sábado, 25 de enero de 2020

¡Reencuentro! ¡Enfócate en él!

Nadie sabe el día ni la hora en que habremos de partir de este mundo. Tampoco sabemos la forma en que sucederá. ¡Gracias al Señor que no lo sabemos! De ser así, algunos aprovecharían para procurar ponerse a cuentas con Dios, rectificando rumbos y haciendo sendas rectas al final del camino, pretendiendo alcanzar la vida eterna. Otros quizá entiendan que ese tiempo que les queda por vivir es la oportunidad para hacer todo lo que siempre han deseado, no importando si se trata de algo bueno o malo; Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.”, como dice: (1 corintios 15:32). Son variadas y muy peculiares las formas de reaccionar del ser humano ante una situación como esta.
En una oportunidad, un hombre joven aún, salió de un consultorio médico, en el que acababan de informarle que le quedaban unos pocos meses de vida. ¡Inmediatamente montó en cólera! Tal fue la furia con la que subió a su camioneta, que salió del sanatorio dispuesto a atropellar todo aquello que se le presentase en el camino. Parecía decir: “Ok, yo me iré de este mundo pero me llevaré a unos cuantos conmigo” Al final de su recorrido ¡dejó un reguero de 7 personas muertas! Hoy, más de una década después, el “loco de la Montero”, como le apodaron a este hombre, ¡aún continúa con vida! 
En otra ocasión, un padre de familia, al enterarse que tenía cáncer, no quiso ser gravoso con los suyos ¡y se suicidó! 
Evidentemente, no es una buena idea que sepamos lo que nos espera con respecto a la muerte, a menos que estemos preparados para afrontarla.

Dios revive huesos secos

Ezequiel era un profeta enviado por Dios, encargado de confrontar al pueblo de Israel por sus muchos errores y traiciones cometidos hacia Dios.
“En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios. Habían pasado cinco años y cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado” (Ezequiel 1;1-3).
Muchos años antes de este suceso, Dios consideró al pueblo de Israel como su pueblo y veló siempre por el bienestar de ellos. Por medio de Moisés, Dios los liberó de la esclavitud en Egipto. No obstante, ellos siempre fueron un pueblo muy terco. Cuando veían que todo estaba bien y eran libres, adoraban a Dios. Pero en momentos en los que veían tempestades en sus vidas, se sentían solos (aunque Dios permanecía con ellos), se enojaban y comenzaban a crear dioses de oro y bronce para adorarlos y depender de estatuas sin vida.
Imagen relacionadaAún así, Dios los seguía amando y utilizó muchos profetas para reprenderlos y enseñarles que Él seguía ahí para ellos. Con un posible objetivo: que la mente humana captara lo sobrenatural.
En una de esas misiones, Dios colocó al profeta Ezequiel en un valle lleno de huesos secos (Ezequiel 37:1–3)
Primero, prueba la fe de Ezequiel y le pregunta: “Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?” / “y yo le contesté: Señor Omnipotente, tú lo sabes”.
Entonces, Dios declara revivir esos huesos secos, darles tendones y carne, recubrirlos de piel y revivirlos. (Ezequiel 37:5–7) 
Estos huesos son la representación del pueblo de Israel, quienes decían estar secos en vida, almas sin esperanza (37:11).
Israel se sentía perdido, solo, abandonado. Pero Dios, en su gran amor, demuestra que no era así; Él permanecía con ellos. Y así como tiene absoluto poder para revivir un grupo de huesos secos y darles vida nuevamente, así daría aliento de vida a un pueblo que perdió la esperanza.
Los huesos secos representan al pueblo de Israel. Y el pueblo de Israel representa a nosotros hoy en día. Somos el pueblo que Dios escogió.
Y nos ama tanto que siempre, cada segundo de nuestra vida, vela por nosotros y nos da aliento de vida.
  • Ezequiel 37:12–14
Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente:
"Pueblo mío, abriré tus tumbas y te sacaré de ellas, y te haré regresar a la tierra de Israel. Y cuando haya abierto tus tumbas y te haya sacado de allí, entonces, pueblo mío, sabrás que yo soy el Señor. Pondré en ti mi aliento de vida, y volverás a vivir. Y te estableceré en tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. Lo afirma el Señor".

Dar cada vez más

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. (Mateo 10:8).
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20;35
-¡Te traje un regalo!, gritó entusiasmado mi nieto de dos años, mientras presionaba una caja contra mis manos. 
-Lo eligió él solo, dijo sonriendo mi esposa.
Abrí la caja y me encontré con un adorno navideño de su personaje de historietas favorito. 
-¿Puedo tenerlo?, preguntó ansioso. Y después jugó con "mi" regalo el resto de la tarde.
Mientras lo observaba, sonreí porque recordaba regalos que yo había dado a mis seres queridos; como el álbum de música que le regalé a mi hermano mayor —cuando yo estaba en la escuela secundaria— y que realmente quería escuchar yo (y lo hice). Entonces, me di cuenta de que años después, Dios seguía enseñándome a dar con más generosidad.

El dar es algo que vamos desarrollando. Pablo escribió: Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en conocimiento, en toda solicitud y en vuestro amor por nosotros, abundad también en esta gracia. (2 Corintios 8:7). La gracia llena nuestro dar cuando comprendemos que todo lo que tenemos es de Dios, y Él nos ha mostrado que más bienaventurado es dar que recibir (Hechos 20:35).

Dios nos dio generosamente el mayor regalo de todos: su único Hijo, quien moriría en la cruz por nuestros pecados y resucitaría. Todos los que reciben este regalo supremo son ilimitadamente ricos. Cuando nuestro corazón se enfoca en Él, nuestras manos se abren con amor hacia los demás.
Padre, ayúdame a dar con generosidad.
 

miércoles, 22 de enero de 2020

El sentido de la vida

Lucas 1:57-80
Antes o después nuestro corazón se preguntará cuál es el sentido de la vida. En muchas ocasiones esta pregunta existencial es el precursor de una conversión a Dios, porque el alma entiende que nada de este mundo podrá llenar nunca su sed de Dios.
El nacimiento de Juan el Bautista nos ayuda a comprender el sentido de la vida en dos acepciones: Sentido entendido como “razón de ser” y Sentido entendido como “dirección”. Es decir: Cuando nos preguntamos por el sentido de la vida, en definitiva estamos buscando un “porqué” y un “hacia dónde”. Y la respuesta que demos a estas preguntas nos dará la certeza de que Dios es la garantía de nuestra vida y el sentido de nuestras alegrías, las satisfacciones. Pero también es el sentido de las pruebas, el dolor y las dificultades.

¿QUIÉN SERÁ ESTE NIÑO?

Resultado de imagen de El sentido de la vidaEl nacimiento de Juan el Bautista, el precursor y predicador de Cristo, estuvo rodeado de la intervención sobrenatural de Dios. Y todos los que lo conocían se alegraban y se maravillaban. Aunque el nacimiento de cada uno de nosotros no haya tenido aparentemente nada de extraordinario, siempre la vida de cada bebé que viene al mundo es un milagro en sí, una creación de Dios, una enorme bendición que solo Dios puede prodigar y nadie más.
Aunque el nacimiento de un ser humano sea “cotidiano”, sigue siendo milagroso. Pero sobre todo, aunque sea cotidiano, la razón de ser de cada persona es la intervención de Dios. Existimos porque Dios nos quiere en este mundo, existimos porque Él nos eligió, porque antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué” (Jeremías 1: 5).
Así que la razón de nuestra existencia es Dios. Ninguna otra cosa de este mundo puede explicar nuestra existencia de manera satisfactoria. Cuando agradecemos nuestra existencia a nuestros padres, parecería lógico que ellos se quedaran atónitos y sin palabras. Pues no es la madre quien formó al hijo en su vientre, ella simplemente es portadora de un milagro, de una intervención de Dios, de una bendición. De forma que si los padres son tan honestos como los padres de Juan, señalarían al Señor y les dirían a todos: Este niño es la prueba de que el Señor “nos visitó”.
El sentido de nuestra vida no se agota solo con la explicación biológica de nuestra existencia. Nuestros padres pueden explicarnos la biología, pero nunca podrán explicar la aspiración de infinito que llevamos en el corazón, esa aspiración que nunca se sacia con las cosas de este mundo. Solo Dios puede saciar esa sed existencial.
Y cuando nos enfrentamos con situaciones extremas como el dolor, la enfermedad, la muerte o incluso una alegría profunda… solo Dios le puede dar sentido y plenitud; solo con Dios entendemos que el dolor y la muerte tienen un sentido.
Solo con Dios entendemos que la muerte no es el fin, que somos trascendentes y podemos aspirar a la felicidad eterna. Y también, ante una situación gozosa y alegre, siempre está allí Dios completando nuestra gratitud y nuestras lágrimas de felicidad, y se alegra con nosotros.

Dios Sana La depresión

La depresión es sin duda uno de los problemas más comunes de nuestro tiempo. Dado que la depresión es tan común, ha sido llamada como el resfriado común de las enfermedades emocionales. Según Everett Worthington, “la depresión es como una espiral descendente iniciada por la pérdida de control, y empeorada por la falta de energía y el pensamiento negativo”. El diccionario define la depresión como “un sentimiento de desesperanza extrema”. Esta emoción se manifiesta en reacciones parecidas a: Todo está perdido, quiero abandonar, no lo puedo hacer.
“Nadie está exento de la depresión”
Resultado de imagen de Dios Sana La depresiónNadie, ni los grandes líderes espirituales de la Biblia estuvieron exentos de la depresión. El salmista David la experimentó: “¿Por qué te abates, oh, alma mía? ¿Por qué te turbas dentro de mí?” (Salmos 42:5). Moisés clamó, “No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte.” (Números 11:14-15). Elías, el gran profeta, combatió con victoria la depresión solo un día después de su gran triunfo en el Monte Carmelo, cuando desafió a los profetas de Baal, y vio a Dios contestando a su oración de una manera poderosa.
“Dios nos da la solución”
Cuando miramos a estos héroes bíblicos, nos damos cuenta de que la depresión no hace acepción de personas. Todo el mundo se deprime en ocasiones. La pregunta es entonces, ¿cuál es el remedio de Dios para curar la depresión? Echémosle un vistazo a la solución que Dios proveyó a Elías, porque es una que todos podemos usar.
Paso 1. “La depresión no es un pecado”
Démonos cuenta de que la depresión no es un pecado, sino un síntoma. La forma en que respondemos a la depresión puede ser pecaminosa, pero la emoción en sí misma no lo es. El pecado puede llevar a la depresión, pero todas las depresiones no vienen del pecado. La depresión es como una luz de advertencia en un vehículo. La forma de apagar la luz de advertencia no es destruyéndola, sino encontrando el problema. Cuando la depresión se establece, algo profundo dentro está mal.
“Tu salud integral es fundamental”.
Paso 2. Restaura tu cuerpo físico.
“Entonces él (Elías), se recostó bajo el árbol y se quedó dormido. De repente, un ángel lo tocó y le dijo: ‘Levántate y come’” (I Reyes 19:5). El remedio de Dios conlleva descanso, alimentación, y relajación. No debemos olvidar el papel que juegan nuestros cuerpos en nuestras emociones. Algunas personas de modo consciente se descuidan físicamente. Contra eso, debes obtener el suficiente descanso, comer una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente.
Paso 3. Renuncia a tu frustración para Dios.
El Señor le preguntó: “¿Qué haces aquí, Elías?”, y Elías respondió: ‘He sentido mucho celo por el Señor Dios Todopoderoso. Los hijos de Israel han dejado tu alianza, han derribado tus altares, y han muerto a cuchillo tus profetas. Y yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida»(I Reyes 19:9-10). Elías se desahogó con Dios, y expresó sus sentimientos internos. Dios le permitió a Elías expresar sus frustraciones sin condenarlo o criticarlo. Sin importar lo mal que parezcan nuestras circunstancias, nunca debemos dejar de comunicarnos con Dios. Comparte tu corazón. No tienes que ser elocuente o creativo; simplemente deja que Dios sepa cómo te sientes. Renunciar a tu frustración conlleva una limpieza de todo lo que ha sido empujado hacia dentro de ti y ha creado estas emociones negativas.
Paso 4. Refresca tu conciencia con la presencia de Dios.
“El Señor dijo: ‘Sal fuera y ponte en el monte delante del Señor’” (I Reyes 19:11). Nada te aliviará como entrar en la presencia de Dios y darte cuenta de que te ama y cuida de ti, independientemente de cómo te sientes. Dios nunca prometió que esta vida sería feliz, pero prometió ir con nosotros a través de todo nuestro dolor. Si estás deprimido, pasa tiempo a solas con tu Biblia y Dios. A medida que lees, permites que Dios te hable y te ame. No hay mejor antidepresivo que la comunicación, y la comunión con Dios.
Paso 5. Redirige tu vida.
Dios le dio a Elías una nueva misión. “Vuélvete por tu camino, y ve al desierto de Damasco. Al llegar allí, ungirás a Hazael rey de Siria”(I Reyes 19:15). La forma más rápida para derrotar la depresión es dejar de ahogarse en la autocompasión. Deja de mirarte a ti mismo y empieza a buscar en las necesidades de los demás. Encuentra a personas menos afortunadas e invierte tu vida en ellas. Cuando te entregas a los demás, Dios se entregará a ti. Jesús dijo: “Todo aquel que pierda su vida por mí, la hallará” (Mateo 16:25).
“Paso 6. Renueva una amistad.
Renueva una amistad. “Así que Elías se fue de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat,” (I Reyes 19:19). Las personas deprimidas necesitan verdaderos amigos. No luches contra la depresión solo. Busca a un amigo que te brinde apoyo y aliento; alguien que te ayude a ver las circunstancias como son, no como las percibes.
Conclusión.
Eugene Kennedy dijo: El negocio principal de la amistad es sostener y hacer soportables las cargas del otro. “Cristo puede levantarte de la depresión. Él te puede ayudar. Él puede sanar". ¡No tienes que dar traspiés deprimido por la vida!
"Muchas veces tenemos que continuar por el bien del futuro. Y en ocasiones no hay lugar para esconderse, sino para ser fuertes y valientes, y afrontar la situación de nuestras vidas. Cuando perseveramos, al final somos fuertes, completos y sin carencia de nada.”
 

Jesús en mi ciudad

“Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea.” Lucas 8:26
El mayor milagro que Jesús puede hacer en una persona es cambiar su carácter por completo. Imaginemos, pues, cuánto puede hacer Jesús por una ciudad completa.

Pensemos en el momento en que llegamos a una ciudad a la que nunca hemos visitado. Bajamos del autobús y, ¿qué es lo primero que esperamos ver?; si es una ciudad grande, lo que pensamos encontrar es mucha gente, muchos coches, tal vez transportes públicos diferentes a los que conocemos. Si es un pueblo pequeño esperamos ver poca gente, personas en bicicleta, perros en la calle, personas aún en caballo, la mayoría de las personas caminando pues todo lo tienen cerca de casa, algún terreno baldío…

Resultado de imagen de Jesús en mi ciudadAhora imaginemos Gadara.

Jesús llegó al puerto de la ciudad en barco, esperando encontrar multitudes que lo buscaran para que les hiciera algún milagro; o incluso, personas que tenían alguna duda sobre la ley. Pero eso no fue con lo que se encontró Jesús. Salió a recibirlo un hombre muy conocido de la ciudad: Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros” (Lucas 8:27)
Este hombre estaba desnudo, vivía en el cementerio y sobre todo, estaba endemoniado. ¿Qué hubiéramos hecho si nos lo encontramos en la calle? Pensemos en lo que sentía la gente de la ciudad cuando lo veían acercarse; pero cuando Jesús llegó a Gadara y se encontró con el endemoniado, sucedió algo que la ciudad no esperaba que sucediera (versículos. 30-33).
Jesús sabía que los habitantes de esa ciudad estaban aterrorizados por las obras, maldades y destrozos de estos demonios. Mas Jesús amaba tanto a los habitantes de esa ciudad, que los libró sacando a la legión de demonios que tenía este joven. Con el milagro que Jesús hizo en este muchacho no solo se benefició él, su familia y sus amigos; se benefició toda la ciudad.

Cerca de Samaria

“Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.” (Lucas 17:11)
Jesús estaba haciendo sus viajes de costumbre, pero esta vez decidió no pasar por Galilea ni Samaria. Pasó por una aldea pequeña que estaba entre estas dos ciudades. Cuando estaban a punto de llegar a la aldea, diez leprosos le gritaron desde lejos: ¡Maestro, ten misericordia de nosotros!” (versículo 13)
Jesús sabía la necesidad de estos hombres y también sabía la fe que ellos tenían en Él. La lepra era la peor enfermedad, no había cura para ella. Las personas que contraían esta enfermedad eran separadas de sus familiares y seres queridos a un lugar apartado. Jesús sabía el deseo que tenían estos hombres de volver a ver a sus hijos, papás, esposas, o amigos que estaban en el pueblo y que, a causa de su enfermedad, tuvieron que dejar.
Jesús también sabía las razones morales y las cuestiones de salud con las que se regían los judíos (Levítico 13). Por esa razón envió a los leprosos a que los revisara el sacerdote, y cuando llegaron allí su enfermedad había sanado.
Solo uno regresó para dar gracias a Jesús. Pero pensemos mejor en la alegría que sintieron las familias de estos diez hombres al verlos regresar a casa completamente sanos. Suponiendo que cada hombre estaba casado, tenía 2 hijos y ambos padres vivos, ¿cuánta gente se benefició con este milagro?: 1 leproso + 1 esposa + 2 padres + 2 hijos = 6 personas por leproso = 6 personas x 10 leprosos = 60 personas
Además, no estamos contando a los amigos y vecinos que se alegraron por la sanidad de cada uno de estos hombres. Y si tenían hermanos, primos, tíos, abuelos, etc.