La bendición invoca el apoyo activo de Dios
para el bienestar de la persona, habla del agradecimiento, confiere prosperidad y felicidad en la persona que recibe buenos deseos de nuestra parte.
Comienza en el hogar, en las
relaciones de padres e hijos. Los niños que reciben el regalo de la bendición de parte de sus padres, tienen un buen comienzo espiritual y emocional en la
vida. Reciben un firme fundamento de amor y aceptación.
Este principio también se aplica a la íntima relación de pareja.
Las amistades se profundizan y fortalecen, la hermandad de las iglesias se incrementa, trayendo compañerismo, sanidad y esperanza a muchos
que nunca han recibido una palabra de bendición.
El poder de la vida y la muerte está en la Palabra.
Al bendecir, se otorga vida, no solo al que recibe la bendición, sino también al que la da.
Por eso, hoy te bendigo, mi
bendición va para ti, porque al bendecirte de todo corazón, me bendigo a mí mismo.
Reparte bendiciones donde vayas, no solo de
palabras sino de hechos. Ellas volverán a ti, cuando menos lo esperes.
En general, la persona que vive en la presencia de Dios, amándolo y obedeciéndolo, goza de la bendición divina siempre.
Un abrazo y que 'Dios te bendiga...'
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