Un hombre plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. Llegada la cosecha, mandó un siervo a los labradores para recibir de ellos una parte del fruto. Pero ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías. Entonces les mandó otro siervo; a éste le rompieron la cabeza y lo humillaron. Mandó a otro, y a éste lo mataron. Mandó a otros muchos, a unos los golpearon, a otros los mataron. Le quedaba todavía uno, su hijo amado. Por último, lo mandó a él, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán!” Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra.” Así que le echaron mano y lo mataron, y lo arrojaron fuera del viñedo. Marcos 12:1-7.
Esta parábola nos enseña que esos labradores malvados pecaron de egoísmo, envidia y planes perversos, prototipo de Satanás. Creyendo haber hecho como con Jesús, lo que estos hicieron con el heredero, el hijo amado, a quien creyendo muerto, resucitó al tercer día.
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:1-3
Cristo es el heredero y nosotros coherederos con él, quien avergonzó al malvado enemigo purificando nuestros pecados; limpiándonos y comprándonos con su sangre nos hace participes de su reino, compartiendo por Gracia la herencia de Su Padre contigo y conmigo si somos fieles y perseveramos hasta el final.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Romanos 8:17
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