lunes, 13 de agosto de 2018

El árbol de los problemas

El carpintero contratado acababa de finalizar su primer día de trabajo. Pero el balance del día no era muy bueno, pues su motosierra se había estropeado y su viejo coche se había negado a arrancar.
el arbol de losMientras Luis, quien lo había contratado, lo llevaba a su casa, el carpintero permaneció en silencio; obviamente se hallaba preocupado. Cuando llegaron, invitó a Luis a bajarse y conocer a su familia. Así lo hicieron, y mientras se dirigían a la puerta, el carpintero se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando la familia del carpintero abrió la puerta, hubo una sorprendente transformación: su rostro que hasta entonces reflejaba cansancio y molestia, ahora lucía totalmente sonriente, y con esa misma actitud, abrazó y besó a sus dos pequeños hijos y a su esposa, que salían a recibirlo.
Minutos más tarde, y una vez concluida la corta visita de Luis, el carpintero lo acompañó hasta la salida, y al pasar cerca del árbol, sonriendo expuso: “Éste es mi árbol; cada noche cuando llego a casa, cuelgo en sus ramas los problemas y a la mañana siguiente los recojo otra vez. Lo divertido es que al otro día no veo tantos problemas como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
Amigos: A diario en la calle, en el trabajo, en el sitio de estudio, o donde estemos, nos  cargamos de preocupaciones propias de la convivencia. Luego, cuando regresamos a casa, entramos con toda esa carga de emociones negativas, convirtiendo a nuestros seres queridos en víctimas de ese afán.
Hay quien incluso, tiene la mala costumbre de llevar trabajo extra a casa, haciendo de ella una especie de sucursal de la oficina o del taller, lo que automáticamente pone una barrera de mala comunicación o de incomunicación con los nuestros.
Hagamos pues, como el carpintero del relato; tengamos, figuradamente hablando, un árbol a la entrada de nuestra casa en donde colguemos nuestros problemas, recordando que en el hogar necesitan al esposo, al padre de familia, y no al oficinista, trabajador o  empresario.

La Biblia señala en Mateo 6: 26,27: Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?”


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