jueves, 16 de agosto de 2018

¿Cuánto vale Jesús para mí?

Marcos 14:3-5 (RVR 1960) “Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro (piedra de yeso muy fino) de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella". El sueldo de todo un año.
Ahora miremos a Judas.
Mateo 26:15 (RVR 1960) “y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata." El precio de un esclavo, 120 denarios“.
Resultado de imagen de ¿Cuánto vale Jesús para mí?Dos personas que le asignan un precio diferente al Señor.
No es que Jesús tenga un precio, pero de alguna forma nosotros, como humanos, asignamos valor a las personas, y cuanto más valgan para nosotros o entre más nos importen, estamos más dispuestos a sacrificarnos o esforzarnos para que estén bien.
Por ejemplo: Nuestros hijos.
Vemos como para María, Jesús era muy valioso. Era tan especial para ella que no le importó el coste del perfume, porque para ella no había nada que fuera tan valioso que se pudiera igualar a lo precioso que era Jesús.
Como contraste vemos a un Judas para el cual Jesús no valía nada y no quería sacrificar nada. Ante todo buscaba la forma de obtener alguna ganancia de Jesús, buscaba la forma de beneficiarse con Jesús.
Aplicación
Así vemos a muchas personas, que buscan a Dios por conveniencia. Lo buscan porque escuchan que con Dios les puede ir mejor, lo buscan porque escuchan que Dios les puede solucionar sus problemas; no lo buscan porque Él realmente les importe y sea precioso para ellos, sino por obtener un beneficio. Eso pasó con Judas, vio a Jesús como un medio de obtener una ganancia.
No están interesados en amarlo, no están interesados en obedecerlo; lo único que quieren es tener un respaldo para llevar a cabo sus deseos egoístas, solo ven a Jesús como un medio de ganancia para sus vidas en este mundo.
Ejemplo: Libro de los jueces.
¿Cuánta importancia tiene Jesús para nosotros?
Somos como María, para la cual Jesús no tenía precio, Jesús era lo máximo, Jesús era divino y merecía eso y mucho más, y no le importó renunciar a algo material con tal de agradar al Señor, para ella lo más importante era Él.
O somos como Judas para el cual Jesús no tenía importancia, y por tan solo 30 piezas de plata lo entregó.
  • ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar por agradar a Jesús?
  • ¿Qué estoy dispuesto a hacer con tal de mostrar que Jesús realmente es importante para mí?
  • ¿Qué le estoy dando al Señor?
En estos dos pasajes vemos algo importante que no se puede pasar por alto, y es qué le estoy dando al Señor.
¿Le estoy dando algo para Él o por el contrario siempre espero recibir algo de Él? ¿Somos como María, la cual dio algo valioso para el Señor?; ¿somos como María, la cual aunque sabía que Jesús es dueño de todo, entendió que había algo que podía darle a Jesús, y es una vida totalmente rendida a sus pies?; ¿o por el contrario somos como Judas, que no damos nada al Señor, sino que lo usamos como medio de ganancia?
Apego a lo material
¡Cuánto apego a lo material hay en la humanidad! La razón por la que Judas entregó a Jesús fue por avaricia, por amor al dinero. Y qué gran contraste con María, la cual no estaba entregando a su Señor, al contrario lo estaba ungiendo, no había venido a pedirle algo, por el contrario le estaba dando algo. Daba adoración y una adoración costosa.
Un corazón agradecido
Con ese perfume estaba dando sacrificio en tiempo, estaba dando sacrificio de dinero y  un total desprendimiento de lo material. Todo esto brotaba de un corazón agradecido a Jesús por lo que había hecho por ella y lo que iba hacer, dar su vida por ella. Por eso ella no escatimó en gastos.
Entreguemos todo al Señor; así como María estemos dispuestos no solo a esperar recibir algo del Señor, sino a entender que podemos darle también algo a Él, una vida que se rinde y se humilla, una vida que dice: bien Jesús, ahora voy a vivir para agradarte y adorarte solo a ti.

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