… dijeron los hijos de Israel a Samuel: «No ceses de clamar por nosotros a Jehová, nuestro Dios, para que nos guarde de manos de los filisteos. 1 Samuel 7;8
Un día que estaba profundamente preocupada por un ser querido, encontré ánimo en una parte
de la historia de Samuel, un sabio líder de los israelitas. Leer sobre su
intercesión por el pueblo de Dios al enfrentar un problema, intensificó mi
decisión de orar por esa persona a quien yo amaba.
Los israelitas se enfrentaban a la amenaza de los filisteos, quienes los habían derrotado
anteriormente cuando el pueblo de Dios dejó de confiar en Él (1 SAMUEL
4).
Después de arrepentirse de sus pecados, se enteraron de que los filisteos
iban a atacarlos. Sin embargo, esta vez le pidieron a Samuel que continuara
orando por ellos (7:8), y el Señor respondió claramente creando confusión
entre sus enemigos (verso 10). Aunque los filisteos eran más poderosos que los
israelitas, el Señor era más poderoso que todos ellos.
Cuando sufrimos
por los desafíos que enfrentan aquellos a quienes amamos, y tememos que la
situación no cambie, puede que nos veamos tentados a creer que el Señor no va a
actuar. Pero nunca deberíamos subestimar el poder de la oración, ya que nuestro
Dios amoroso escucha nuestras plegarias. No sabemos cómo obrará en respuesta a
nuestras peticiones, pero sí sabemos que nuestro Padre anhela que nos aferremos
a su amor y confiemos en su fidelidad.
Padre, me asombra cómo escuchas
Dios
nos oye cuando oramos.
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Nuestro objetivo como Iglesia es llevar a la gente a la fe en Jesús e integrarla en la familia de Dios. Y que nuestro carácter se parezca al de Cristo, glorificando a Dios y sirviendo en toda buena obra.
viernes, 2 de febrero de 2018
El poder de la oración
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