¡Venid, todos los sedientos, venid a las aguas! Aunque no tengáis dinero, venid, comprad y comed! ¡Venid, comprad sin dinero y sin pagar, vino y leche! Isaías 55:1
Hace un tiempo, en una misma semana, recibí varias
invitaciones por email. Deseché de inmediato los correos en los que me invitaban a
asistir a seminarios «gratis» sobre retiro laboral, propiedades y seguros de
vida. Pero la invitación a una reunión en honor a un amigo de años, hizo que
contestara al instante: «¡Sí! ¡Acepto!». Invitación + Deseo = Aceptación
Isaías 55:1 es una de las grandes invitaciones de la
Biblia. El Señor le dijo a su pueblo en dificultades: «A todos los sedientos:
Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid,
comprad sin dinero y sin precio, vino y leche». Esta es la oferta más
maravillosa de Dios de alimento para el alma, profunda satisfacción espiritual y
vida eterna (versos 2-3).
La invitación de Jesús se repite en el último
capítulo de la Biblia: «Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye,
diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida
gratuitamente» (Apocalipsis 22:17).
A menudo pensamos que la vida eterna empieza cuando
uno muere. Pero en realidad, comienza cuando recibimos a Jesucristo como
nuestro Salvador y Señor.
¡La invitación de Dios a encontrar vida eterna en Él
es la más importante de todas! Invitación + Deseo = Aceptación.
Jesús,
reconozco mis pecados y te acepto como mi Salvador.
Cuando
aceptamos la invitación de Jesús a seguirlo, toda nuestra vida cambia de
dirección.
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