Dios nos creó, nos formó con deleite a cada uno de nosotros; se inspiró a tal grado que fuimos su mayor obra, a imagen y semejanza de Él.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
(Génesis 1:27 RV)
Piensa en este un momento, imagina el instante en el que Dios nos creó y las emocionantes palabras que pudo decir cuando nos formó con sus maravillosas manos, como un pintor con un pincel:
Esta carita le haré, le daré estos lindos ojos para que contemple lo maravilloso de las grandezas que creé, le pondré una boca para que sus labios proclamen y exalten mi nombre, y le daré dos oídos para que se deleiten y escuchen mi hermosa palabra, una nariz para que huela el aroma de mi presencia. Ahora le formaré dos estructuradas manos que se alcen en rendición y adoración a mí, y también dos pies para que me sigan y caminen conmigo todos los segundos de su vida.
Entonces nos damos cuenta que nuestro Dios fue más que un pintor, más que un artista, nos damos cuenta que sus maravillosas manos nos crearon tal como somos y quiso que fuéramos.
Tus manos me hicieron y me formaron;
(Salmos 119:73 RV)
Amados hermanos, sabemos y no dejamos de obviar que hay personas que no poseen algunas de las cosas que una persona normal tiene, quizá pies o piernas, tal vez brazos, quizá sus ojos no pueden ver, de su boca no fluyen palabras, sus oídos no oyen... Pero, ¿sabes en qué se inspiró más Dios?, ¿sabes lo más hermoso, maravilloso que creó en nosotros? FUE NUESTRO CORAZÓN, y como es lógico, no puede haber vida si no hay corazón; y ¿por qué es lo más importante?, porque es donde habita el ser más esplendoroso que existe; la maravillosa presencia de Jesús. Es por eso uno de los motivos por lo cual la palabra de Dios dice: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida. (Proverbios 4:23)
Porque Jesús es vida, y lo que entrega es vida y vida en abundancia, debes guardar y valorar lo que está en tu corazón que es su preciosa presencia, porque es Él quien le da color a tu vida, colores con alegría, sin importar las circunstancias de tu vida o lo que tienes o no tienes. Él le entrega un valor único a tu vida y propósitos sobrenaturales, maravillosos; recuerda siempre que los designios y la voluntad de Dios es perfecta: No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:2 NVI) Y lo que no entendemos hoy lo entenderemos mañana: Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. (San Juan 13:7 RV)
Solo debemos comprender que Él lo suple todo, lo llena todo, y si aun no lo tienes por no haberlo aceptado en tu corazón, aún estás a tiempo de aceptarlo como Salvador de tu vida por medio de su cruz, gracia y amor. Él hace todas las cosas nuevas y ten por seguro que si Él está, tu vida cambiará y tu realidad se tornará de colores hermosos, colores de esperanza.
Y si tú, amado hermano, tienes el privilegio de tenerlo ya en tu corazón y tienes todo lo que creó en ti, para poder agradecerle todo lo que su infinito amor y gracia hace, hazlo, no dejes de hacerlo. Ámalo, adóralo, alábalo con todas tus fuerzas, mente, alma y corazón. No dejes de hacerlo por ningún motivo o circunstancia, pues Él siempre sigue siendo tu Creador, tu Dios, aunque los hermanos, amigos o familia te fallen y hieran; así que no dejes de levantar tus manos para dedicarle palabras hermosas, de danzar, de saltar, de proclamar su nombre. Él lo dio todo, lo ha dado todo y seguirá dándolo todo por ti y por mí, y tiene deseos y sueños magníficos para cada uno de nosotros. ÉL NOS CREÓ, SUYOS SOMOS, LE PERTENECEMOS.
Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud… (Eclesiastés 12:1 RV)
Ahí te va un bello ejemplo de un siervo de Dios. Nick Vujicin comprendió que lo que hace Dios es perfecto y el importante valor que Él le da. Él conoció al ser precioso que habita en su corazón, que puede habitar en cualquier otro, el que transforma la realidad: JESÚS. Entendió que la vida con Él no tiene límites, que Jesús entrega tonos de esperanza y felicidad a nuestras vidas.
Dios nos creó, nos formó, se deleitó en cada uno de nosotros; se inspiró a tal grado que fuimos su mayor obra, su obra maestra, a imagen de Él. Él fue como un pintor con un pincel en la mano que llenó de colores, tonos, óleos de fe y esperanza tu vida, y no importa lo que tienes o no tienes. Tú eres un momento de inspiración de Dios, Él quiso que fueras así y te dio un valor único. No dejes que el diablo dañe tu mente cuando te miras a un espejo, ni que la opinión y crítica de la gente dañe tu corazón y tu autoestima, porque estás dentro del plan perfecto diseñado por tu creador.
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