martes, 31 de enero de 2017

Adiós tristeza, nos veremos algún día pero hoy no

Hoy despertaste y sentiste que aún sigue ese nudo en tu corazón que no te deja en paz. Te sientes confundido(a), sientes que esta vez no lo superarás, crees que arruinaste tu vida. No es así.
¿Sientes que la vida te queda muy grande como para seguir teniéndola? ¿Sientes un deseo indescriptible de dejarlo todo, de ir al cielo con ese ser del cual siempre te hablaron? Deseas mucho retroceder en el tiempo, pero por más que lo intentas no retrocede. Las lágrimas empiezan a salir de tus ojos tristes, y crees que lo mejor es abandonar.
Quizá pienses que nadie te comprende ni te comprenderá. En este momento te sientes realmente triste.
Decirte que no debes sentirte triste no ayudará en nada. Recordarte que la vida es hermosa mucho menos, pero espera: LA TRISTEZA QUE HA TOCADO TU PUERTA HACE TIEMPO SOLO SE IRÁ SI LE VUELVES A ABRIR LA PUERTA, PERO ESTA VEZ PARA QUE SALGA.
Sí, todo depende de nosotros, todo está en nosotros. Como dijo hoy mi profesor de gramática, Para aprender una lengua lo único que se necesita es VOLUNTAD”. Hablarte de voluntad en estos momentos es un disparate porque es lo menos que se puede esperar tener, pero es indispensable empezar a forjarla.
En situaciones como éstas lo único que nuestro corazón quiere es contarle todo lo que nos atormenta a alguien. No a cualquiera, porque no todos sabemos escuchar, éste es un don que Dios nos ha dado a unos cuantos. Yo, cuando estoy triste tengo unas ganas inmensas de ir corriendo a mis padres y decírselo todo, siento la necesidad de abrir mi boca y dejar salir todo lo que me atormenta hace semanas.
Mis padres, pienso una y otra vez, sabrán qué hacer. Supieron qué hacer una vez que una abeja me picó. Supieron qué hacer cuando les dije que las matemáticas no me gustaban, como también supieron qué hacer cuando me di cuenta que no tenía amigas... y resulta que tenía quince. Mis padres me cuidaron con amor inigualable, ellos nunca querían mi mal.
Pero de pronto, cuando creo todo solucionado, me doy cuenta que no soy capaz de decírselo y es cuando vuelvo al mismo torbellino. Si has sentido algo parecido, no te diré la fórmula mágica para que la tristeza se vaya de tu interior.
Lo que te diré es esto:
“La paz interior vale mucho más que todo el universo. Nada ni nadie te la otorgará excepto el Príncipe de PAZ. Recuerda que las cosas no saben lo que hacen, porque si en verdad supieran que quitan la PAZ al hijo de Dios no lo harían. Todo lo creado si es un MEDIO es bueno, pero si es un FIN es malo porque JAMÁS encontrarás en ello la felicidad. ¡Por eso despréndete ya de esas cadenas! Comprende, mi hermano, lo absurdo que es sufrir por lo creado, puesto que más es el tiempo de tristeza que el mismo hecho. ”
Eres lo más hermoso creado para ser feliz, no reniegues de tu destino. Vamos, sonríe, seca esas lágrimas y no sigas poniendo esas caritas tristes. Ve y cuéntale todo lo que te sucede a quien quizá no hablas desde que eras niño, a Dios. ¡Ánimo! Ahí te va un mensajito de parte de Él, que siempre está y estará vigente. TE AMO.

Tengo el presentimiento de que una sonrisa en estos momentos se muere de ganas por salir.

¿Nos permitirás dejarla ver? ¡Di que sí!

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