domingo, 6 de noviembre de 2016

Palabras sabias

Las palabras serenas del sabio son mejores que el clamor del señor entre los necios. Eclesiastés 9:17
Hace poco, el esposo de mi sobrina escribió en una red social: «Diría muchas cosas más por la web si no fuera por esa vocecita que me incita a no hacerlo. Como seguidor de Cristo, uno podría pensar que esa voz es el Espíritu Santo. Pero no, no es así. Es mi esposa».
La sonrisa que esto genera viene acompañada de una sobria reflexión: las advertencias de un amigo pueden reflejar la sabiduría divina. Eclesiastés 9 afirma que «es mejor escuchar las suaves palabras del sabio» (v. 17 rvc).
Las Escrituras nos exhortan a no creer ser sabios en nuestra propia opinión, ni soberbios (Proverbios 3:7; Isaías 5:21; Romanos 12:16). En otras palabras, no debemos creer que tenemos todas las respuestas. Proverbios 19:20 aconseja: «Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez». Ya sea que se trate de un amigo, el cónyuge, un pastor o un compañero de trabajo, Dios puede usar a otros para enseñarnos más de su sabiduría.
«En el corazón del prudente reposa la sabiduría», declara también Proverbios (14:33). Una manera de incorporar a nuestro ego las verdades del Espíritu es descubrir cómo escuchar a los demás y aprender de ellos.

Señor, gracias por tu Palabra que me enseña a amarte a ti y a los demás, y por las personas que has colocado en mi vida que me recuerdan tus verdades.
La sabiduría verdadera empieza y termina en Dios.

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