Una persona nacida de nuevo tiene algo especial, tiene frutos del espíritu, ¿cuáles son esos frutos?
El que encabeza es el Amor. Este primer fruto es Jesucristo viviendo en esa persona, y precede al siguiente fruto que es el...
Gozo; este fruto denota un espíritu nuevo de gozo en medio de alegrías o tristezas. Este gozo es producto de saber que ya no se pertenece a sí mismo, se pertenece al Rey de reyes. No depende de si se tiene o no tiene dinero, al contrario, se goza cualquiera que sea su estado (abundancia o escasez).
Paz; este tercer fruto es algo especial que hay en el corazón agradecido del nuevo nacido, no hay enemistad entre la otra parte y Él, o sea, entre Dios y Él.
Paciencia, este fruto se va desarrollando a medida que se va avanzando en la vida cristiana; no es sencillo, pero los frutos anteriores hacen que ésta sea puesta en juego.
Benignidad, que significa bien concebido, o sea, otra nueva naturaleza, hecha para el bien y no para lo malo. Ésa es el corazón de un Cristiano que vive agradando a Dios.
Bondad, producto de su nueva naturaleza, de la de su Padre, bueno, generoso.
Templanza, es un equilibrio, es la moderación del carácter, un actuar con sabiduría apegado a la palabra De Dios.
Mansedumbre, es un fruto que da suavidad en el trato con los demás, es una nueva cualidad que da El Espíritu Santo dentro de la persona, aunque ésta fuera iracunda en el pasado.
Fe; este fruto es también algo especial, pues nos hace seguir confiando hasta ver al autor y consumador de la Fe un día. La fe nos hace ser aceptos a Dios.
Estos frutos, producto del nuevo nacimiento, se van desarrollando en el transcurso de la vida en la medida que creamos que los tenemos, pero, para eso, deben ser puestos en práctica con los demás, y así se vayan fortaleciendo .
Contra estos frutos del Espíritu no hay ley que prevalezca, pues la ley no produce estos frutos, y la ley no tiene validez contra la nueva naturaleza asignada al nuevo nacido de Dios, y por eso muchos quieren esclavizar a otros con una ley que no puede dar vida; solo el espíritu puede darla y además, nos traslada de lo terrenal a lo espiritual.
La ley nos ubica en lo terrenal para vivir de acuerdo a ella, para la tierra y no para el cielo, solo nos da alineamientos para aprender a conducirnos externamente, pero el Espíritu cambia totalmente a la persona que se deja tocar por Jesucristo, el único que puede Salvar.
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