sábado, 11 de junio de 2016

La esclava del sur

No cabe duda que en la historia de los Estados Unidos de América, hay un hecho histórico que es una mancha negra en esa gran nación; se trata de la esclavitud. La esclavitud, el escalafón más bajo de la sociedad, se practicó con mucha fuerza en los estados del sur. Fue notorio el trato cruel e indigno de los blancos hacia los negros, el trato vejatorio de un humano sobre otro era habitual. En la práctica, las personas de raza negra eran consideradas como animales, sus personas se trataban igual que al ganado. 
esclavitudUn hombre, que provenía del norte de los Estados Unidos, donde no se practicaba la esclavitud, visitó la ciudad de Nueva Orleans en el sur. Recorriendo la ciudad, fue testigo de las ventas de esclavos al mejor postor. Esclavos que generalmente eran adquiridos para trabajar en las grandes plantaciones, o para el servicio de las casas patronales. Estaba en eso, cuando subió a la plataforma una joven agradable y agraciada; los postores se peleaban entre ellos para llevársela, pero el visitante del norte participó en la subasta ofreciendo un pago que no pudieron los demás ni siquiera igualar. Cuando le fue entregada, la joven le reprochó el haberla comprado siendo un norteño. 
—Cálmate hija, te compré con un propósito, le dijo. Te irás a mi casa mientras realizo los trámites para tu libertad. Una vez conseguidos, podrás ser libre y hacer con tu vida lo que quieras, agregó. Y así fue. La joven, siendo totalmente libre, decidió quedarse con la familia de aquél hombre, quienes la recibieron y la trataron como una hija más.

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquél que hace pecado, esclavo es del pecado. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8: 34,36. …sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin  mancha y sin contaminación. 1a de Pedro 1: 18,19.

La joven negra ni siquiera sabía lo que era vivir libre. Desde su nacimiento solo conoció el ser esclava, nació esclava y moriría como esclava, a no ser que alguien la comprara siendo esclava para ser libre, y así sucedió con ella gracias al varón del norte.
Existe un tipo de esclavitud que es más duro que el que existía al sur de los Estados Unidos. Jesús lo señala con claridad: el que hace pecado es esclavo del pecado, no importa si el pecado es pequeño o grande, es pecado igual, y será así siempre, hasta la muerte, a no ser que alguien pague el precio. La chica de la historia fue liberada porque el hombre venido del norte pagó el precio. Jesús hizo exactamente lo mismo, pagó el precio con su Sangre, para que la humanidad sea libre de la esclavitud del pecado; no existe otra manera para acercarse a Dios y llamarle Padre. Pedro, el apóstol, dice que la libertad no se puede lograr pagando con oro o plata, o sea, con dinero; hay que considerar que la compra fue tan perfecta, y a un precio tan justo e inalcanzable, que el hombre o la mujer nada más tiene que hacer, solo aceptar con gozo la libertad que fue conseguida por el Señor Jesús.

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