jueves, 19 de mayo de 2016

Disco Rayado

Cuando tenía nueve años y estaba en primaria, tenía una amiga que siempre decía: ¡ay no!, otra vez mi mamá, parece un disco rayado. Cuando le preguntaba el porqué de su queja, ella me contaba que su mami siempre le ponía para beber agua de gelatina y del mismo sabor, fresa.
Yo escuchaba, por lo tanto, todos los días a la hora del recreo la misma expresión de mi amiga, y veía cómo tomaba la misma agua de gelatina. Más tarde llegué a la conclusión, que las dos, mi amiga y su mami eran un disco rayado.
En ocasiones, no, más bien a menudo, solemos quejarnos por muchísimos motivos y no nos damos cuenta que parecemos un disco rayado.
¿Cómo suena un disco rayado? Emite el mismo sonido, una y otra vez, y lo peor de todo es que no es agradable escucharlo, ya que cualquier cosa que se repita una y otra vez es definitivamente molesto.
Todos tenemos problemas, circunstancias que afrontar y vivir con ellas aunque quizá sea un proceso costoso resolverlas; sin embargo, recordar, nosotros mismos, lo difícil que estamos viviendo es como tener una radio con la misma canción dentro de nosotros, no es nada bueno ni edificante, y no ayudará ni mucho ni poco, más bien nada a que ese problema se resuelva.
Por otra parte, decir cómo nos sentimos a nuestros amigos es bueno, pero no a cada momento, no porqué él o ella se pueda cansar de escucharnos, sino porque necesitamos madurar y darnos cuenta que ser discos rayados lejos de ayudarnos nos ahoga más.
Cambiar un hábito no es fácil pero si tenemos la voluntad y buscamos las herramientas correctas lo lograremos.
Confiemos en Dios, que sabe todo acerca de nuestros problemas, crisis, preocupaciones, afanes, sueños, planes, dudas, miedos, tristezas, alegrías, pero necesita que se lo digamos porque a Él le place que sea así.
A cualquier hora del día y en el sitio que nos encontremos hablemos con Él, y pidámosle que nos ayude a no quejarnos una y otra vez. Si tenemos miedo a que uno de nuestros sueños no se llegue a concretar, eso también es ser como un disco rayado porque nos trae desánimo, y éste nos trae inquietud, ansiedad y empezamos a pensar negativamente.
Cuando lo anteriormente pase, trate de poner en práctica  lo siguiente: ordene a ese pensamiento o queja pesimista, negativa, deprimente, que se vaya, ¿cómo? Ponga uno positivo sustituyéndola y entrene una y otra vez a su mente. Verá que cuanto más la entrene, su mente quedará con pensamientos positivos.
Afanarse por alguna circunstancia o sueño no es nada bueno, ni edificante para su salud mental. Es hora de cambiar, no será fácil pero no imposible. Decirle a su mejor amigo(a) que lo corrija cada vez que usted empieza a quejarse de lo mismo, u hablar de un sueño con afán es otra táctica para lograr su propósito.

Déjense sorprender, todo a su tiempo, disfruten del papel que desempeñan ahora y sean felices tal y como se presenten las cosas, y a las circunstancias negativas díganles que no ganarán la guerra porque la victoria es suya.

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