“Para ver claro basta con cambiar la dirección de la mirada.” Antoine de Saint-Exupery
Cuando estás frente a un espejo: ¿cómo te ves? ¿Ganador o perdedor?
Algunas personas tienen siempre una visión perdedora de ellos, se ven a sí mismos como “miserables”, “gusanos” y todo lo despectivo que puedan llegar a imaginar. Viven bajo el síndrome del “patito feo”, que se ve reforzado cada vez que tienen un revés o un fracaso económico, emocional, sentimental o profesional, inclusive espiritual.
Las personas que se ven a sí mismas como perdedoras tienen el papel de víctima, viven reaccionando y culpando a todos los que puedan de la vida que están llevando. Su canción favorita es “pobre de mí que me tocó sufrir”. El enfoque de su vida es el sufrimiento, el dolor, la miseria, la tragedia, la vergüenza,... la culpa. Juegan el papel de victima tan bien que son dignos de un premio de la academia de cine. Y lo más triste es que piensan que nunca van a salir de su situación perdedora.
Las personas con miradas ganadoras siempre asumen la responsabilidad en sus vidas y están dispuestas a superar cualquier obstáculo en el camino. Lo cual significa que tendrán que aprender nuevas habilidades, adaptarse a los cambios, a abrir sus mentes y sus corazones a nuevas posibilidades.
Una persona que se ve como ganadora reconoce que la vida es dura, pero siempre busca encontrar un nuevo camino, un nuevo enfoque. Su canción favorita es “debe haber una manera de lograrlo”. Definitivamente, tener una mirada ganadora es una elección y conlleva una determinación tremenda de superación.
“Lo que hará de ti una persona ganadora o perdedora es la visión que tengas de ti mismo.”
Seguramente has escuchado la frase “Los ojos son las ventanas del alma”. Pues es muy cierta, allí se encuentra reflejada la personalidad del individuo. Jesucristo también nos mostró esta verdad “Tu ojo es una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad. Y si la luz que crees tener en realidad es oscuridad, ¡qué densa es esa oscuridad!” Lucas 11;34-35
¿Cómo es tu ojo con respecto a ti?
Los ojos pueden reflejar luz u oscuridad, victoria o derrota, todo depende del alimento que yo le dé a mi vida, mente, alma. Si la alimento con cosas positivas voy a lograr cosas positivas, recuerda el principio “Todo lo que sembramos, eso cosechamos”.
Las grandes obras, los grandes inventos, las cosas maravillosas o asombrosas que podamos ver son resultados de una visión, de personas que mantenían una mirada ganadora ante la vida. La mirada ganadora es la mirada de la confianza, es la mirada de la fe.
¿Qué mirada eliges hoy?
¿Qué mirada eliges hoy?
¿Estás listo(a) para dejar de culparte? ¿Estás dispuesto(a) a buscar ayuda para ver claro el potencial que hay en ti?
Hay circunstancias en nuestras vidas que atraen la mirada perdedora, y la clave es no estancarse sino levantarse con una mirada ganadora cargada de una visión poderosa. La visión debe llevarte siempre a mirar al frente, a ir hacia adelante, a conquistar cimas y montañas. Cuando hay buena visión se puede llegar al lugar deseado.
Y......
Las cosas buenas llegan cuando uno cree en sí mismo, cuando cree que lo puede lograr, cuando hace un último intento por conseguir lo que quiere. La clave está en NO DARSE POR VENCIDO, en luchar por lo que uno quiere, en intentar, intentar y seguir intentándolo hasta lograr el objetivo; un tropezón no es caída, siempre hay otra oportunidad …
No te rindas; aun estás a tiempo de alcanzar y empezar de nuevo. Acepta tus sombras, acepta tus miedos, pero libera el lastre para retornar el vuelo… ¡No te rindas! Que la vida es eso: continuar el viaje, perseguir tus sueños; destrabar el tiempo, quitar los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas. Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda; y se calle el viento. Aun hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
No pierdas el tiempo afligiéndote por errores pasados; aprende de ellos y sigue adelante.
¡SIGUE ADELANTE!
¡No te rindas!
No te rindas; aun estás a tiempo de alcanzar y empezar de nuevo. Acepta tus sombras, acepta tus miedos, pero libera el lastre para retornar el vuelo… ¡No te rindas! Que la vida es eso: continuar el viaje, perseguir tus sueños; destrabar el tiempo, quitar los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas. Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda; y se calle el viento. Aun hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
No pierdas el tiempo afligiéndote por errores pasados; aprende de ellos y sigue adelante.
¡SIGUE ADELANTE!
¡No te rindas!
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