miércoles, 4 de mayo de 2016

Un comentario no va a acabar conmigo

Un comentario no va a acabar conmigo es una afirmación para aquel desanimado que ha escuchado que no es bueno en cierta área, para quien ha sufrido las duras críticas de personas que no han visto el esfuerzo y entusiasmo con que hace las cosas, y para todos los que han vivido escuchando a gente negativa que ningún aporte de crecimiento tienen hacia ellos.

Comentarios positivos y negativos siempre vamos a escuchar, seguramente queramos evitar algunos, pero la mayoría de las veces es imposible, sin embargo, somos nosotros y nadie más que nosotros quienes decidimos si los creemos o no, si permitimos que nos causen daño, vengan de quien vengan.
Puede que los comentarios que hayas recibido últimamente sean todos negativos ante lo que haces. Tu esfuerzo puede haber sido mucho, pero poco el valor que le dieron a lo que hiciste, y hasta puede ser que las personas más cercanas a ti sean las que los hayan dicho, pero a pesar de lo que has escuchado, eres tú quien toma la decisión de creerlos o no, de hacerlos parte de lo que piensas de ti mismo o simplemente ignorarlos, y tomarlos solo como una crítica constructiva.
Algunas personas suelen ser duras en el momento de dar una opinión sobre ciertas cosas, incluso hay personas que no se dan cuenta de que lastiman con sus comentarios, y hay otras que conscientemente critican y lanzan comentarios dolorosos; estos son dos tipos de personas que actúan como piedras en el camino, o quizá lleguen a ser motivos de tropiezo, pero nunca serán causa de tu caída, siempre y cuando tengas claros tus propósitos y los de Dios, tus motivos y los motivos que Dios tuvo para colocarte en el lugar o actividad que desarrollas.
Nadie puede tener mejor opinión que la que Dios tiene de ti. Él es el único que conoce tu vida de forma que puede transformar en bendición toda acción y todo suceso, y si seguro puedes estar de algo, es de que puede que nadie vea tu esfuerzo, ni lo que has sufrido por tratar de hacer las cosas bien, pero ni las palabras más hirientes pueden terminar con el propósito que Dios ya ha trazado para ti.
Ante cualquier comentario, llega el momento en que se tiene que decidir entre lo que sabes que eres, y lo que la gente dice de ti. Un comentario no puede acabar contigo, porque tú no dependes de ellos, tú no eres lo que los demás han dicho, sino lo que Dios ha hecho, y DIOS NO SE EQUIVOCA.

Cuando siento miedo, confío en ti, mi Dios, y te alabo por tus promesas; Confío en ti, mi Dios, y ya no siento miedo. ¡Nadie podrá hacerme daño jamás!

Salmos 56:3-4 (Traducción en Lenguaje Actual)

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