¨Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.¨
(1 Juan 1: 5-6 RVR 1960)
La oscuridad es la ausencia de luz, y en ella estamos perdidos, no sabríamos qué camino escoger para encontrar una salida, no podríamos mirar a quien tenemos a nuestro lado para que nos apoye, ignoraríamos un bello paisaje, y obviamente, sería imposible divisar el maravilloso destino que nos espera.
Los que andamos en luz ya no podemos seguir en la oscuridad con los mismos pecados. Es cierto que a diario le fallamos a Dios, pero cada día tenemos la oportunidad de enmendar nuestro error, de arrepentirnos y pedirle perdón al Señor para que nos limpie con su poderosa sangre.
Algunos reconocen sus faltas pero otros se acostumbran a ellas, les es más fácil acercarse al diablo sin remordimientos que acercarse a Dios, quien sí perdona y quita nuestros pecados.
Algunos reconocen sus faltas pero otros se acostumbran a ellas, les es más fácil acercarse al diablo sin remordimientos que acercarse a Dios, quien sí perdona y quita nuestros pecados.
¨Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. ¨ (1 Juan 1: 7-8 rvr 1960).
Cuando conocemos a Dios y ponemos en práctica todos sus mandamientos, andamos en luz como Jesús, nos es más llevadera la carga pues nos da la fortaleza que necesitamos para resistir al enemigo y sus tentaciones.
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