Suele ser habitual en nosotros, aunque no siempre, caer en la trampa de creer que somos las peores personas sobre la faz de la tierra, y que nadie hace tantas cosas malas como nosotros. Pero Romanos 3:23 dice que todos han pecado y están privados de la gloria (excelencia) de Dios. Cada ser nacido, o que esté por nacer, tiene pecado. Pero ¡buena noticia!, Dios ha provisto una solución para nuestro problema.
Así como todos hemos pecado, todos somos justificados y hechos justos a través de la redención provista en Cristo Jesús. Lo que significa que, como creyentes en Jesucristo, ahora tenemos “justicia” en lugar de “maldad”. Por eso no tenemos por qué sentirnos mal.
Satanás quiere que nos sintamos mal, despreciables, como si fuéramos un auténtico desastre sin esperanza. Él sabe que sin confianza nunca podremos cumplir nuestros destinos ordenados por Dios. Sabe que puede retenernos en la prisión del odio, con el rechazo hacia nosotros mismos, o simplemente no gustándonos, y así evitará que progresemos, incluso que seamos una amenaza para él y su reino de oscuridad.
Debemos creer que hemos sido hechos justos a la vista de Dios, antes de tener la oportunidad de comportarnos correctamente. Es decir, no podremos producir ningún fruto de algo de lo que no se ha sembrado ninguna semilla. Jesús mismo es la semilla de justicia sembrada en muerte y resucitada con poder, para que podamos decir junto al apóstol Pablo: “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios” (2 Corintios 5:21).
No hay comentarios:
Publicar un comentario