Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:34
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:7
Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5
Lo que más me preocupa no es el presente, sino el futuro. Hoy en día, a menudo los meses o los años venideros nos preocupan mucho más que el presente. Sin embargo, la carga diaria sería mucho más ligera si no añadiésemos inútilmente, la de los días siguientes.
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:7
Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5
Lo que más me preocupa no es el presente, sino el futuro. Hoy en día, a menudo los meses o los años venideros nos preocupan mucho más que el presente. Sin embargo, la carga diaria sería mucho más ligera si no añadiésemos inútilmente, la de los días siguientes.
Los temas que nos preocupan son múltiples: ¿Qué sucederá con mi hijo minusválido cuando yo no esté más aquí? ¿Quién se ocupará de mí cuando esté viejo? ¿Cómo podré hacer mi trabajo dentro de diez años? ¿Y si me ocurre tal o cual catástrofe?… Es muy comprensible que estos sean temas de preocupación.
Cada día trae sus dificultades y preocupaciones, pero el Señor pide insistentemente a los suyos, echar sobre Él todas sus preocupaciones.
¿Quiere Dios que seamos descuidados?, ¿negligentes? ¡Todo lo contrario! Es normal que pensemos en el futuro; lo que el Señor nos pide es que no estemos preocupados en exceso, y tiene muchas razones para hacerlo, como que su regreso para llevar consigo a los creyentes puede tener lugar en cualquier momento. Esto significa que estaremos con Él en el cielo, libres de todas las preocupaciones.
Es cierto, no sabemos qué sucederá mañana, pero sí sabemos que el Señor nos ama, que dirige nuestro futuro terrenal con miras a nuestro bien. ¡Los cuidados que nos dio en el pasado son una garantía para el futuro! Vivamos, pues, cada día con el Señor, apoyándonos en sus promesas llenas de amor.
Cada día trae sus dificultades y preocupaciones, pero el Señor pide insistentemente a los suyos, echar sobre Él todas sus preocupaciones.
¿Quiere Dios que seamos descuidados?, ¿negligentes? ¡Todo lo contrario! Es normal que pensemos en el futuro; lo que el Señor nos pide es que no estemos preocupados en exceso, y tiene muchas razones para hacerlo, como que su regreso para llevar consigo a los creyentes puede tener lugar en cualquier momento. Esto significa que estaremos con Él en el cielo, libres de todas las preocupaciones.
Es cierto, no sabemos qué sucederá mañana, pero sí sabemos que el Señor nos ama, que dirige nuestro futuro terrenal con miras a nuestro bien. ¡Los cuidados que nos dio en el pasado son una garantía para el futuro! Vivamos, pues, cada día con el Señor, apoyándonos en sus promesas llenas de amor.
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