JUAN 10:3-5 “El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen Su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil. Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen Su voz. Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas”.
¿Alguna vez has estado en un automóvil con alguien que está buscando una emisora determinada en la radio? Mientras afina constantemente la frecuencia, ladea su oído para escuchar cuidadosamente. Descarta una estación tras otra, hasta que escucha la voz familiar que ha estado buscando.
Pues igualmente en nuestra vida cristiana, debemos reflexionar sobre la importancia de reconocer la voz de Dios y descartar otras. Al tomar decisiones, necesitamos estar seguros de que escuchamos a la Persona adecuada. La Biblia nos asegura que, como creyentes, podemos distinguir la voz de Dios de todas los demás. ¿Cuáles son algunas de las condiciones para reconocer Su voz?
- Estar en la banda correcta. La voz del Señor se escucha en toda la Biblia. Dedica tiempo para conectarte con Dios por medio de Su Palabra. Deja que el Espíritu Santo te recuerde las verdades relacionadas con tu situación.
- Sintonizar la estación correcta. Dios siempre dice palabras congruentes con las Sagradas Escrituras. ÉL nunca las contradirá. Compara lo que tú estés escuchando con Su Palabra, y busca el consejo piadoso para asegurarte de que tienes la dirección de Dios.
- Estar dispuesto a hacer los ajustes necesarios. A veces, lo que Dios nos dice puede parecer ilógico según el razonamiento humano. Puede ser tentador despreciar una voz que no está de acuerdo con nuestras ideas y deseos, pero los hijos de Dios necesitamos seguir Sus instrucciones, cueste lo que cueste.
Nuestro Salvador te está llamando, ¿te resulta fácil reconocer Su voz?
Para conocer Su voz mejor, dedica más tiempo a la lectura de Su Palabra. Hoy es un buen momento para comenzar a hacerlo.
Gracias Padre Celestial, porque Tú nos hablas a través de Tu Palabra, La Biblia. Ayúdame a encontrar cada día el momento para poder leerla y estudiarla con tranquilidad, y con la ayuda del Espíritu Santo, comprenderla y escuchar Tu voz. Te lo pido en el nombre del Cristo, amén.
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