domingo, 28 de febrero de 2016

Más que un sacrificio

Asombran ciertas actitudes que tiene el hombre, muchas de las cuales son el reflejo de su carácter pecador, de un corazón alejado de Dios Creador, lo que también es triste. Esta es una historia que habla de la actitud humana frente a determinadas situaciones.
sacrificioUn turista cristiano visitó China, y al visitar una de sus ciudades, se encontró con una muchedumbre que estaba alborotada por algo que, motivado por su curiosidad, determinó saber. La razón era que estaba siendo apedreado un hombre, y como no pudo escapar del lugar, tuvo que presenciar, obligado, aquél bárbaro acto. Las personas comentaban que merecía morir de ese modo tan brutal porque había sido sorprendido robando, pero lo que más llamó la atención al turista fue que mucha gente se reía y se burlaba del condenado mientras era apedreado.
Es comprensible que la experiencia vivida por el turista cristiano fuera brutal, pues no es fácil presenciar algo así para nadie, sin embargo, algo similar ocurrió hace muchos años. Dice la Escritura:
Y los que pasaban, le injuriaban, meneando la cabeza, y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. De esta manera también los principales sacerdotes, junto con los escribas y los fariseos y los ancianos, se burlaban de él y decían: A otros salvó, pero a sí mismo no se puede salvar. Si es el rey de Israel, que descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere, porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. Mateo 27:39-43.
Después de un castigo brutal y feroz, Cristo Jesús fue llevado a la cruz en el Gólgota, y allí, crucificado, no solo debió soportar los intensos dolores de Su Cuerpo sufrido, sino también las burlas de las personas que acudieron al lugar para verlo morir. El hombre apedreado de China estaba pagando por su maldad, sin embargo, Jesús estaba pagando el pecado de todos los hombres. Él se hizo pecado para que toda la humanidad pudiera recibir el perdón de Dios.

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