Creer que Dios perdona nuestro pecado no siempre es fácil. Pero si usted ha entregado sinceramente su vida a Jesús y confía en Él para su salvación, entonces, Dios ha prometido perdonarlo; y Él no va a mentir... ni puede. La Biblia dice: “Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida…” (1 Juan 5:11-12, NVI). ¡Esto lo incluye a usted! La clave es no depender de sus sentimientos sino de los hechos; el hecho de la muerte y la resurrección de Jesús por usted, el hecho de que usted se ha entregado a Él, y en consecuencia, el hecho de que Dios prometió perdonarlo. Los sentimientos y las emociones van y vienen, y pueden engañarnos.
Los hechos de la Palabra de Dios, sin embargo, no cambian. Puedes confiar en ellos. No se concentre en lo que siente, sino en Jesucristo y en lo que Él ha hecho por usted. Imagine, por un instante, que usted tiene un pariente muy rico, y un día recibe la llamada de un abogado que le dice que esa persona murió y le ha dejado una herencia de un millón de euros. ¿Qué haría usted? Podría decir: “Oh, no puede ser verdad”,... pero ¿sería sensato creerlo? En cambio, probablemente usted aceptaría por fe lo que el abogado le dice, y comenzaría a actuar en consecuencia. Pues en un sentido mucho mayor, Jesucristo le ofreció un regalo, el regalo de la salvación, y usted lo aceptó. Ahora, ¡actúe en consecuencia! Comience dándole gracias por salvarlo y perdonarlo, y luego, trate de vivir para Él cada día.
Los hechos de la Palabra de Dios, sin embargo, no cambian. Puedes confiar en ellos. No se concentre en lo que siente, sino en Jesucristo y en lo que Él ha hecho por usted. Imagine, por un instante, que usted tiene un pariente muy rico, y un día recibe la llamada de un abogado que le dice que esa persona murió y le ha dejado una herencia de un millón de euros. ¿Qué haría usted? Podría decir: “Oh, no puede ser verdad”,... pero ¿sería sensato creerlo? En cambio, probablemente usted aceptaría por fe lo que el abogado le dice, y comenzaría a actuar en consecuencia. Pues en un sentido mucho mayor, Jesucristo le ofreció un regalo, el regalo de la salvación, y usted lo aceptó. Ahora, ¡actúe en consecuencia! Comience dándole gracias por salvarlo y perdonarlo, y luego, trate de vivir para Él cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario