jueves, 4 de febrero de 2016

La verdadera riqueza

“…Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas…” Lucas 16:19-21
El mundo que nos rodea está tan materializado que resulta casi imposible tener una perspectiva espiritual de la vida.
El relato nos ilustra que todos los días este hombre hacía banquetes, pero su estado materialista no le permitía ver a aquel que también estaba TODOS los días debajo de su mesa.
Muchas veces nosotros nos enfrascamos en la tarea de que Dios abra los cielos y derrame a nuestras manos de Su abundancia, sin ver lo que Dios ya nos dio.
En Hechos 3:5-6 Pedro entendió cuál era la riqueza que Dios le había otorgado. No fijándose en el oro ni la plata, que no tenía, dio lo que realmente el cojo necesitaba, ser liberado del mal de toda su vida, y dando voces de júbilo se olvidó de pedir dinero.
¿Nos identificamos con el rico? Verdaderamente, el Señor nos otorgó riquezas (espirituales) en nuestras manos, pero de igual modo, puso en nuestro camino al Lázaro espiritual que necesita lo que Dios nos dio.
¿Viste al Lázaro que tienes a tu lado?

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