viernes, 2 de enero de 2015

El poder de la actitud

A nuestro personaje vamos a llamarle…… Pepe por ejemplo. Pepe siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, él respondía: “Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.
Era un gerente único. Tenía varias camareras que le habían seguido de restaurante en restaurante. La razón por la que las camareras seguían a Pepe no era porque fuera más o menos guapo sino por su actitud. Era un motivador natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación.

Este estilo de vivir le resultó curioso a un amigo suyo…,Manuel, así que un día fue a buscar a Pepe y le preguntó: 
-No lo entiendo… no es posible ser una persona positiva todo el tiempo, ¿cómo lo haces? Pepe respondió: 
-Cada mañana me despierto y me digo a mí mismo: Pepe, tienes dos opciones hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de malhumor. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo puedo escoger entre sentirme una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo enseñarle el lado positivo de la vida.
-Sí claro, pero eso no es tan fácil, dijo Manuel. 
-Si lo es”, dijo Pepe. Todo en la vida consiste en elegir. Cada situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionas a cada situación, tú eliges cómo la gente afectará a tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen humor o malhumor. En resumen: “TÚ ELIGES CÓMO VIVIR LA VIDA”.
Su amigo reflexionó en lo que Pepe le dijo. Poco tiempo después, Manuel inició su propio negocio. Perdieron contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar a ella.

Varios años más tarde, se enteró de que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurantes: Dejó la puerta de atrás abierta una mañana y fue asaltado por 3 ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblando por el nerviosismo, resbaló de la perilla de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.
Con mucha suerte, Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de urgencia a una clínica. Después de 18 horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, fue dado de alta aún con fragmentos de bala en su cuerpo.
Manuel se encontró con Pepe seis meses después del accidente, y cuando le preguntó cómo estaba, le respondió: “Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”. Le preguntó qué pasó por su mente en el momento del asalto. Y contestó: “Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el suelo recordé que tenía dos opciones. Podía elegir vivir o podía elegir morir. "Elegí vivir”.
-“¿No, sentiste miedo?”, inquirió Manuel. Pepe continuó:
 –Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones de las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión.
-¿Qué hiciste?
 -Bueno… uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo, y respirando profundamente dije: “Sí, a las balas”. Mientras reían les dije: “Estoy escogiendo vivir… opérenme como si estuviera vivo, no muerto”.
El caso es que Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Manuel aprendió que cada día, tenemos la elección de vivirlo plenamente o no hacerlo así. Nuestra ACTITUD, al final, define nuestro horizonte.

Y recuerda, hermano, que: “Solamente se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de sus resultados”.

 

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