Santiago está diciendo: “Mira, la única persona que nunca mete la pata en lo que respecta a decir algo malo es una persona perfecta”. Bueno, solo ha existido una persona perfecta: Jesús. Eso significa que todos nosotros vamos a meter la pata en lo que se refiere a decir cosas que lamentaremos profundamente.
Probablemente no haya animal más impresionante y más majestuoso que un caballo pura sangre. No es casualidad que las personas en el negocio de automóviles, hayan optado por presumir del poder de sus motores por la cantidad de caballos de fuerza que tienen. Incluso un niño pequeño que sepa cómo usar el freno-control de la brida en la boca del caballo, al ejercer presión sobre la lengua, puede controlar ese poderoso animal. Lo puede hacer girar hacia la izquierda o la derecha, y que se detenga. ¡Qué maravillosa descripción de lo poderosa que es la lengua, y su influencia en cada cosa que hacemos con nuestros cuerpos!
La lengua es como el timón en un barco de vapor grande y poderoso, un barco de crucero o un transatlántico. El capitán sabe que cualquier dirección a la que gire el timón, a esa dirección irá el barco. Ese pequeño timón en ese enorme barco, controla la dirección en la que va. ¡Eso es mucho poder!
Recordemos a Hitler, y cómo la influencia y poder de sus palabras llevó al pueblo alemán a realizar increíbles actos de maldad. Después, pensemos en un hombre en Gran Bretaña cuyo poder lingüístico (Winston Churchill) dio coraje al pueblo británico, para no darse nunca por vencido en la lucha contra la Alemania nazi, a pesar de que las probabilidades estaban en su contra.
Así también, se nos recuerda lo poderoso que es ese pequeño órgano en nuestro cuerpo. Se puede usar tanto para hacer el bien como para hacer el mal.Tratemos de usarla (la lengua) siempre para hacer el bien, con la ayuda de Dios.
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