Todo ser humano tiene problemas, dificultades. No se trata ahora de problemas sencillos, sino de situaciones serias en sus vidas. Si no tienes problemas, es que no le estás haciendo daño al enemigo.
Y ¿qué haces cuando tienes problemas? Muchos dirán: leer la biblia, orar,.. eso son solo respuestas religiosas.
El deleite de Satanás es ver a un hijo del Eterno, nervioso, cansado, quejándose, murmurando, aburrido. Santiago 1: 2 – 3. (BT) “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os veáis cercados de diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.
“… Tened por sumo gozo cuando os veáis cercados de diversas pruebas…”. Es decir, que esté tu gozo al máximo cuando estés en diversas pruebas.
“… Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”. La paciencia produce consistencia. Si estás en prueba gózate, pero que este gozo esté al máximo. Porque la prueba en tu vida va a producir consistencia.
Y la consistencia te lleva a un nuevo nivel en el cual, a pesar de la prueba, se mantiene el mismo gozo.
Santiago 1: 4. (BT) “Y dejad que la paciencia tenga su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”.
Luego la prueba te dio consistencia. Entraste a la prueba faltándote algo, pero si te gozas vas a salir con lo que necesitabas.
Cuando entiendes lo que es gozo, sales de la prueba sin que te falte cosa alguna. Entras con algo que te faltaba, pero sales completo. ¿Por qué sucede esto?
Porque cuando el enemigo te ataca injustamente, el Padre tiene el derecho de darle a sus hijos lo que les hace falta, si ellos se gozan.
El Padre te dice: Gózate, porque si te gozas el enemigo tiene que pagarte por cada golpe que te da. La condición es gozarte, si no te gozas vas a salir incompleto, como entraste. Pero si te gozas vas a salir completo, más consistente.
Hebreos 12: 1 – 2. (BT) “Por lo cual también nosotros, teniendo alrededor nuestro una tan grande nube de testigos, desprendiéndonos de todo peso, y del pecado que nos asedia, corramos con paciencia la carrera que nos es puesta delante, puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe; el cual, por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz, y despreciando el oprobio, se ha sentado a la diestra del trono de Dios”.
Jesús colocó gozo delante de Él. En el primer momento era dolor lo que estaba pasando. Pero el gozo era que Él podía sentir a los millones que iban a ser salvos por medio de Su sacrificio.
El gozo es una fuerza espiritual y una decisión del corazón, es decir, tú decides estar gozoso, es un fruto del Espíritu. Tú decides amargarte o estar gozoso, y si te gozas vas a salir completo de la prueba.
Ahora bien, ¿qué sucede si entras en prueba?
La prueba produce paciencia, consistencia, tiene el gozo al máximo en tu vida. Debes decidir gozarte.
De hecho, ¿qué arreglas si sigues enfadado, enojado y murmurando? Nada. Vas a salir tan vacío como cuando entraste a la prueba. ¿Qué vas a cambiar enojado? Nada. Recuerda que el gozo es una fuerza espiritual que sale desde adentro.
En medio del problema di: Señor, yo tomo la decisión de servirte, adorarte, darte gracias, de gozarme. Si quieres salir completo de la prueba, disfruta el viaje. ¡Caramba!, puedes decir: usted no conoce a mi esposo. -Tú disfruta el viaje. Eso es temporal.
Cuando cambias la actitud de tu mente, de terrenal a espiritual, comienzas a ver las cosas desde la perspectiva del Eterno. Mientras pienses que eso no tiene solución, que no se puede hacer, estas aquí en la tierra, pero en el momento que cambias tu mentalidad y en el momento que comienzas a gozarte, es cuando empiezas a ver las cosas desde la perspectiva del Eterno.
2 Corintios 4: 16 – 18. (BT) “Por tanto, no desmayamos; más bien, aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior, no obstante, es renovado de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea, produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no poniendo nuestra mira en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
El enemigo te va a hacer pensar:
· Que el problema va a ser para toda la vida.
· Que solamente tú estás pasando ese problema.
Es entonces cuando el Eterno nos pone dos alternativas:
1. Los diez espías. Números 13: 33. (RV) “También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos”.
Cambia tu actitud, tu manera de pensar, piensas que las cosas aquí no están como quisieras. Aquellos vieron gigantes, y según ellos mismos, a su lado parecían langostas. Recuerda que el enemigo te va a ver como tú te veas.
2. Los dos espías. Números 13: 30. (RV) “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos”.
Sí, es verdad, hay gigantes pero Dios nos los ha entregado.
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