“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová os dará hoy a vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” (Éxodo 14:13-14).
El mensaje que el Señor nos brinda, en Éxodo 14, nos exhorta a caminar por fe en medio de situaciones difíciles. Aunque la marea y las vicisitudes de la vida nos alcancen, es necesario agarrarnos a la fe creyendo y obedeciéndole a Dios. Las escenas que el Señor nos muestra en Éxodo 14 tienen unas enseñanzas de fe, liberación y obediencia. Los israelitas estaban en el proceso de ser liberados del yugo de la esclavitud en Egipto y para que eso sucediera, tenían que creerle a Dios. Si tú no crees, nunca pasará nada. Es necesario creer y ver las cosas con el ojo espiritual y no con el ojo humano. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
Dios mandó a Moisés como líder para guiarlos con autoridad en el desierto. Durante ese proceso de liberación, los israelitas no tenían más opción que creerle a Dios. Se encontraban entre la espada y la pared; en otras palabras, no había camino por donde escapar.
Quizá te encuentras en situaciones donde por más que tratas y luchas, no encuentras la salida, pero hoy te digo de parte del Señor, que Dios abre caminos donde no hay caminos, que Él siempre buscará la salida para que puedas salir del problema. Arrepiéntete, perdona, confía y obedece a Dios y verás a Dios peleando por ti. Cuando venimos humillados ante la presencia del Señor, no hay por qué pelear, porque la batalla es de Dios. “No temáis; estad firmes porque los enemigos que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis porque Jehová peleará por vosotros, y estaréis tranquilos”. Puede que no sientas deseo de continuar, mas el Señor te dice hoy: ¡Avanza no te detengas!
Quizás no sientes orar como antes lo hacías o tal vez has dejado de congregarte y cumplir con la encomienda que el Señor te ha dado. Hoy Jehová de los Ejércitos, el mismo que sacó a los israelitas del yugo del faraón, te anima a continuar con la Carrera de la fe, no temas. Dios es el mismo de ayer y de hoy, Él es el mismo que redimió a los israelitas de la esclavitud, y hoy Él te libera de tus cargas y de tus cadenas. Tenemos la tendencia, cuando pasamos por diversas situaciones penosas, a derrumbarnos, y nos paramos en medio de la Carrera porque la carga es pesada. Pero, ¿recuerdas que Dios nunca nos carga con más de lo que podemos soportar? Él conoce tu condición y sabe cuánto puedes soportar. ¡Venid a Mí, y Yo os haré descansar!
“Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que Soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30).
Cuando los israelitas iban a prepararse para enfrentarse al enemigo, Dios le dio Palabra de ánimo a Moisés diciendo: Moisés, “Di a los hijos de Israel que den la vuelta”, “di a los hijos de Israel que marchen”, “y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”. Todas esas órdenes dadas por Dios para los israelitas no eran pasivas sino activas, y requerían un acto de movimiento y acción.
Hoy el Señor nos manda movernos y a sacudirnos. No te des por vencido, continúa la Carrera que tienes por delante, puestos los ojos en la Meta que es Cristo. Los israelitas confiaron en el Señor para poder vencer todos sus obstáculos, y de igual manera, nosotros necesitamos del Señor para continuar y terminar la Carrera en victoria. Dios pelea por Sus hijos y los defiende, pero también demanda que Sus hijos se muevan, que no se paren en medio de la Carrera.
No descuidarse, no rendirse y no desanimarse significan un Sí para el Señor. Marchemos juntos.
El mensaje que el Señor nos brinda, en Éxodo 14, nos exhorta a caminar por fe en medio de situaciones difíciles. Aunque la marea y las vicisitudes de la vida nos alcancen, es necesario agarrarnos a la fe creyendo y obedeciéndole a Dios. Las escenas que el Señor nos muestra en Éxodo 14 tienen unas enseñanzas de fe, liberación y obediencia. Los israelitas estaban en el proceso de ser liberados del yugo de la esclavitud en Egipto y para que eso sucediera, tenían que creerle a Dios. Si tú no crees, nunca pasará nada. Es necesario creer y ver las cosas con el ojo espiritual y no con el ojo humano. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
Dios mandó a Moisés como líder para guiarlos con autoridad en el desierto. Durante ese proceso de liberación, los israelitas no tenían más opción que creerle a Dios. Se encontraban entre la espada y la pared; en otras palabras, no había camino por donde escapar.
Quizá te encuentras en situaciones donde por más que tratas y luchas, no encuentras la salida, pero hoy te digo de parte del Señor, que Dios abre caminos donde no hay caminos, que Él siempre buscará la salida para que puedas salir del problema. Arrepiéntete, perdona, confía y obedece a Dios y verás a Dios peleando por ti. Cuando venimos humillados ante la presencia del Señor, no hay por qué pelear, porque la batalla es de Dios. “No temáis; estad firmes porque los enemigos que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis porque Jehová peleará por vosotros, y estaréis tranquilos”. Puede que no sientas deseo de continuar, mas el Señor te dice hoy: ¡Avanza no te detengas!Quizás no sientes orar como antes lo hacías o tal vez has dejado de congregarte y cumplir con la encomienda que el Señor te ha dado. Hoy Jehová de los Ejércitos, el mismo que sacó a los israelitas del yugo del faraón, te anima a continuar con la Carrera de la fe, no temas. Dios es el mismo de ayer y de hoy, Él es el mismo que redimió a los israelitas de la esclavitud, y hoy Él te libera de tus cargas y de tus cadenas. Tenemos la tendencia, cuando pasamos por diversas situaciones penosas, a derrumbarnos, y nos paramos en medio de la Carrera porque la carga es pesada. Pero, ¿recuerdas que Dios nunca nos carga con más de lo que podemos soportar? Él conoce tu condición y sabe cuánto puedes soportar. ¡Venid a Mí, y Yo os haré descansar!
“Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que Soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30).
Cuando los israelitas iban a prepararse para enfrentarse al enemigo, Dios le dio Palabra de ánimo a Moisés diciendo: Moisés, “Di a los hijos de Israel que den la vuelta”, “di a los hijos de Israel que marchen”, “y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”. Todas esas órdenes dadas por Dios para los israelitas no eran pasivas sino activas, y requerían un acto de movimiento y acción.
Hoy el Señor nos manda movernos y a sacudirnos. No te des por vencido, continúa la Carrera que tienes por delante, puestos los ojos en la Meta que es Cristo. Los israelitas confiaron en el Señor para poder vencer todos sus obstáculos, y de igual manera, nosotros necesitamos del Señor para continuar y terminar la Carrera en victoria. Dios pelea por Sus hijos y los defiende, pero también demanda que Sus hijos se muevan, que no se paren en medio de la Carrera.
No descuidarse, no rendirse y no desanimarse significan un Sí para el Señor. Marchemos juntos.
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