¿Quién de entre vosotros teme a Jehová y escucha la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová y apóyese en su Dios. (Isaías 50:10)
Cierto día, un hombre recibió cuatro llamadas de larga distancia antes de levantarse. Todas ellas eran de alguien que estaba en apuros y necesitaba ayuda “de inmediato”. Le dijo a su esposa que no desayunaría y cuando fue a montarse en el coche, éste no arrancaba; así que llamó a un taxi. Al meterse en el vehículo, gritó: ¡Lléveme!. El taxista preguntó: ¿Adónde quiere que le lleve? El hombre respondió con furia: Lléveme adonde quiera, tengo problemas en todas partes.
¿Es así como te sientes? ¿Has hecho todo lo que estaba en tus manos pero la situación no ha mejorado? “¿Quién hay entre vosotros que teme al Señor, que obedece a la voz de su siervo? Aunque ande en tinieblas y carezca de luz, confíe en el nombre del Señor, y apóyese en su Dios” (Isaías 50:10). Fijémonos en la palabra “nombre”. Dios concede gran importancia a Su nombre, porque representa Su poder, Su carácter y Su fidelidad. Así que cuando oras en Su nombre, estás confiando en Su poder, Su carácter y Su fidelidad; ¡y eso es estar asentado sobre la roca!
Pasamos demasiado tiempo preocupándonos por el pasado y por el futuro; sin embargo, el ayer ya fue enterrado y el mañana aún no ha nacido. No hay nada que podamos hacer para cambiarlos, y no debemos dejar que nos roben el presente. Escribió el salmista: “Éste es el día que hizo el Señor; ¡nos gozaremos y alegraremos en él!” (Salmo 118:24). Entonces, aprovecha este día con todas sus bendiciones y contrariedades, y vive cada momento. No estés siempre anhelando “un día”. “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1). Entrégale tus preocupaciones y deja que Él se encargue de ellas.
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