miércoles, 6 de mayo de 2015

Llamados a dar paz…

EFESIOS 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia, y toda malicia.
Vivimos en un mundo muy convulsionado donde la gente cada vez vive más nerviosa e irritada, como si cada vez costara más encontrar un lugar tranquilo para habitar. Las peleas se originan en las calles entre los conductores de coches como consecuencia de un accidente; las discusiones entre la gente y el personal de un banco o negocio; las discusiones con los vecinos del barrio, etc. Por todos lados vemos gritería, enojo, ira, maledicencia...
Lo triste de todo es que cuando llegamos a nuestro hogar, pensando encontrar un lugar de refugio, nos damos cuenta que allí también se originan las mismas o peores fricciones. El problema no radica en el peligro de las calles, el trabajo o los vecinos. El problema está en el interior del ser humano;
 donde éste habite siempre habrá problemas.
La única manera de extirpar este espíritu violento que sacude nuestro mundo, es viniendo a los pies de Cristo y manifestando el fruto del Espíritu Santo en nuestras palabras y acciones. Cuando el corazón del ser humano halla la paz en Cristo, sus palabras y acciones también serán de paz. No podemos pedirle a alguien que vive en un infierno interior, que sea una persona pacífica y amable. Como cristianos, tenemos la posibilidad de ponerle freno a este sistema corrupto que el mundo ofrece, con palabras y acciones de pureza y santidad.
Si los cristianos no reaccionamos como cristianos ¿Quién puede hacerlo? Hemos sido llamados a dar paz en medio de un mundo de contiendas, pues tenemos a Cristo en el corazón.
VIVO UNA VIDA PACÍFICA EN CRISTO SIN CONTIENDAS NI GRITERÍAS.
Señor, hazme un portador de bendición por dondequiera que vaya. En el nombre de tu Hijo amado, amén.

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