Señor, a lo largo de todas las generaciones, tú has sido nuestro hogar. Salmos 90:1 NTV
Al terminar el día, es bueno volver a casa, a un lugar que conoces, donde puedes sacarte los zapatos, andar de un lado a otro en bata y no preocuparte con lo que piensan los demás. Y hablando reverentemente, la presencia de Dios puede volverse así de agradable para ti también. Con el tiempo, puedes aprender a llegar a ella en busca de fuerza, protección y dirección.
Cuando Dios condujo a los hijos de Israel al desierto, Él no aparecía solamente una vez al día para, luego, desaparecer. ¡No! La columna de fuego estaba presente con ellos durante toda la noche, y la nube de humo los acompañaba durante todo el día. Dios nunca nos abandona. Jesús lo prometíó: (Mateo 28:20 NVI).
El salmista dijo: (Salmos 27:4 NTV). Tú dices: no. Totalmente lo contrario: estás solamente a una decisión de la presencia de tu Padre. No necesitas cambiar tu dirección, solo tu percepción. Donde quiera que vayas hoy, sin importar cuál sea la dificultad que tengas que enfrentar hoy, acuérdate.
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