¿Qué podemos hacer pues? Hay una manera infalible de superar estas circunstancias adversas. Es muy simple y seguro que tú ya la sabes muy bien, se llama: HABLAR. Sí, HABLAR.
Hablar es un acto creativo en el que construimos un mundo a través de las palabras. Por ejemplo, si cuando me levanto por la mañana digo “qué día más horrible”, lo más probable es que el día no me quiera defraudar y sea precisamente así: horrible. Pero si ante una situación adversa yo hablo con confianza, buen humor, alegría, esperanza y con positivismo, es muy probable que el día se transforme en eso. Lo mismo ocurre cuando estoy en dificultades.
No tengo por qué ser un solitario cuando hay gente que me rodea que puede escucharme (si no es así, siempre puedo tener una buena conversación conmigo mismo) y aportarme desde sus experiencias. Cuando necesito ayuda o compañía debo aprender a pedirla. No nos hace menos fuertes contar nuestras debilidades, al contrario, nos hace valientes porque somos capaces de reconocerlas y decirlas para pedir ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario