Te he amado desde el principio y esperado como los centinelas en la mañana.
Sé que está muy cerca tu venida, me lo dice el corazón, me lo grita la naturaleza.
Estoy tan cerca de recibir lo que me has prometido, que estoy emocionada.
Tanto como la novia espera el día de su boda: radiante, engalanada, risueña y llena de ilusiones, así es como me siento.
A veces la espera me ha fatigado y el desierto me ha deshidratado emocionalmente, pero tu agua me ha reavivado.
Escalando la montaña he resbalado, y muchas veces pensado que voy a caer sin lograr subirla y que moriré en el intento, sin embargo tu mano se ha extendido y me ha ayudado a llegar hasta la cima.
Has sido quien has marcado la senda y guiado mis pasos para que no me pierda.
Has provocado que ame tu verdad y tus palabras, tus mandamientos están inscritos en mi corazón.
¡A qué otro lugar puedo yo acudir, si Tú eres mi salvación, eres todo lo que necesito!
No existe lugar en este mundo o fuera de él, que sea más seguro que estar escondido y protegido bajo la cubierta de tus alas.
En tus manos hay seguridad y en tu corazón completo descanso.
¡Te amo, esa es la única verdad en la que a diario pienso y que mi alma siente!
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