miércoles, 8 de abril de 2015

Mi casa y yo serviremos a Jehová

Tú eres un abanderado del Señor, por eso no esperes que los cambios sucedan en otros si antes no suceden en ti.
De vez en cuando las influencias ajenas son más fuertes que las convicciones que interiormente tenemos; por ejemplo, la jovencita que vive presa de aquel muchacho que la maltrata y que, aunque ella sabe que lo que él hace no está bien, no se atreve a apartarse de él porque cree que no podrá vivir sin ese joven, o... el adolescente que es influenciado por sus amiguitos a hacer ciertas cosas a sabiendas de que no es bueno, pero lo hace para no sentirse fuera del grupo o para que no lo humillen. Así, cantidad de gente que no defienden su propio convencimiento, porque las influencias externas tienen más poder sobre ellos que las convicciones que poseen.
...Pero llega un momento en el que nos cansamos de esa situación en la que hemos estado presos o dando vueltas durante mucho tiempo, y ese momento puede ser hoy en el cual digas: a mí no me interesa el camino que tomen los otros, a mí no me interesa las decisiones que tomen los demás, a mí me interesa que a partir de este día voy a salir adelante, voy a ser un amigo mejor, un mejor papá, una mejor mamá. Muchas personas no toman decisiones porque su mirada no se fija en lo que están haciendo sino en lo que hacen los demás, y por eso viven presos de excusas y justificaciones que les envuelven y les hacen permanecer atados, a prácticas y costumbres que no honran el Nombre de Dios.
Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.  Josué 24:15
Hoy es el día en el cual debes escoger entre Dios y las prácticas que te han llevado a un oscuro precipicio. Escoge Dios o la mentira, Dios o la lujuria, Dios o la duda, Dios o la incredulidad; porque ya no hay tiempo de estar entre dos pensamientos; hoy es el día de que escojas a quién vas a serle fiel: a Dios o a tus pasiones, a Dios o a la ira, a Dios o a las emociones; hoy es el día del cambio; basta ya de parecer un día como vencedor y otro como vencido. Josué estaba dándole un discurso al pueblo de Dios, en el cual les expresó que tomaran una decisión pero que no se estuvieran a medias.
La palabra más poderosa que este hombre declaró fue “YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVÁ”. Mucha gente pasa el tiempo viendo lo que hacen los pastores, los lideres y los hermanos de la iglesia. Pero eso no le importo a Josué, él tomó una decisión radical. 
Aunque los demás duden yo no voy a dudar, aunque los demás se descarríen yo no me voy a descarriar, aunque los demás claudiquen yo no voy a claudicar, aunque los demás hogares sirvan al vicio, a la pelea, a la contienda, al mundo, yo y mi casa serviremos a Jehová.
Josué dijo esto sabiendo que la bendición y la entrega del hogar hacia Dios no es así porque sí, sino porque él era el estandarte de su casa y a través de él correría la gloria de Dios sobre su familia, sobre su matrimonio, sobre sus hijos y los hijos de sus hijos.
Tú eres un abanderado del Señor, por eso no esperes que los cambios sucedan en otros si antes no suceden en ti, por eso no demandes a otros aquello que Dios demanda de ti, por eso no esperes que los demás sean transformados, si en ti no ha sucedido una transformación de carácter y de personalidad. Tal vez hasta este día te interesabas tanto en lo que hacían los demás, que te habías quedado estancado en costumbres tales como criticas, tristezas, depresiones, conformismo, etc. Costumbres que te imposibilitaban seguir adelante y levantarte como un estandarte de tu casa; pero qué tal si oras a Dios creyendo que algo empieza a suceder en tu vida a partir de este momento.
Padre Nuestro que estás en los cielos, en este momento me rindo a ti, te pido perdón por haberme quedado atrapado en cosas de la vida. Gracias te doy porque “yo y mi casa te serviremos” y nada ni nadie podrá detenernos, en el Nombre poderoso de Cristo Jesús,  Amén.

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