Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Mateo 6:33 NVI.
En la vida nos encontramos en múltiples situaciones comunicativas. Sea en el trabajo, en la familia, en la escuela, o en la iglesia, a diario estamos en contacto con otras personas que se relacionan de diferentes formas con nosotros. Las relaciones y las situaciones son a distintos niveles y de diferente responsabilidad, y cada una requiere de nosotros, distinto nivel de respuesta y compromiso.
Sea cual sea la importancia que tenga para nuestra vida esa relación, nuestro proceder debe reflejar que somos parte de la familia de Dios, ya que tenemos la responsabilidad de establecer su reino en medio de esta sociedad decadente. Nuestra filiación se estableció en el momento que aceptamos al Señor en nuestro corazón; entonces pasamos a ser hijos, pero esta identidad se construye cada día que estamos en comunicación, en la intimidad de su presencia, y vamos conociendo más de Jesús y su obra magnífica por nosotros.
Conocer y y disfrutar de su palabra no es cuestión de actos aislados; saber de Dios y su persona nos llevará tiempo, tiempo real y de calidad. Pero cuando nos dedicamos a conocerlo, descubrimos sus planes, sus sueños, sus virtudes y su gran poder, y comprendemos que todo eso está disponible para nosotros que lo amamos. Esta es la manera como debemos vivir para establecer su reino.
Señor, necesito saber muchas cosas de ti todavía. Enséñame cómo vivir porque quiero que los que me conocen te conozcan a ti también.
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