sábado, 4 de abril de 2015

Las Marcas de Dios

“No hay gloria en nuestras heridas, sino en las marcas que deja la sanidad de Dios”
Muchas veces he sido herida en medio del combate. El campo de batalla de la vida muchas veces me ha dejado con sabores amargos o agridulces. Algunas heridas solo han dejado, gracias a Dios, golpes superficiales y fáciles de curar. Pero otras heridas han sido dadas de forma tan lenta y de manera tan profunda, que me he sentido morir del dolor. Y creyendo que nunca podría volver a levantarme, he permanecido tirada en el suelo por algún tiempo.
Mas mi gran Amigo ha hecho la diferencia. Él me ha ayudado a levantarme, ha sido un médico excelente y muy paciente. No me ha dejado ni un solo minuto sola durante todo el proceso. Con su sabiduría y amor, poco a poco ha ido interviniendo en mi vida. Él ha anestesiado, desinfectado, operado, sanado mi vida de tal forma que ahora solo quedan pequeñas cicatrices y marcas que casi no se ven, pero que me recuerdan que Él estuvo ahí cuando parecía que no iba a poder más, y que puedo superar todo gracias a su ayuda.
Las marcas de la sanidad de Dios en mi vida han sido tantas.... que cuando otros me dejaron caer o yo misma me incliné hacia un lugar que me llevó a caer, he podido comprender y reconocer que he resurgido desde el dolor más profundo por Él. Ahora soy un instrumento afinado que emite melodías que hacen que otros a mí alrededor, y yo misma, me sorprenda. Pero cuando mis cuerdas estaban desafinadas y la música que salía de mí era tan horrible que nadie la quería escuchar, Él con su tierno amor y gran misericordia me tomó delicadamente y me arregló. No puedo negar que sentí mucho dolor, me sentí avergonzada y desmerecedora de tanta comprensión. Pero cuando Él me miró, supe que su toque especial era todo lo que yo necesitaba y que ya nunca sería la misma.
Ahora he logrado sobreponerme y superar aquellos episodios tristes que alguna vez pasé. Soy una obra expuesta para que otros puedan ver Su gloria. Estoy restaurada porque Cristo me sanó.

No puedo negar que la gloria ha venido tras las marcas que ha dejado la sanidad de Dios en mí.

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