domingo, 26 de abril de 2015

¿Cuál fue la primera iglesia, la original?

La habilidad para diseñar los precedentes de una iglesia como “la primera iglesia” a través de la sucesión apostólica, es el argumento usado por un buen número de diferentes iglesias para asegurar que la suya es la verdadera. La Iglesia Católica Romana hace esta afirmación. También la Iglesia Griega Ortodoxa hace esta afirmación. Todas. Algunas denominaciones Protestantes hacen esta afirmación. Algunos de los cultos “Cristianos” hacen esta afirmación. Entonces, ¿cómo sabemos qué Iglesia está en lo correcto? La respuesta bíblica es que - ¡eso no importa!
La primera iglesia, su crecimiento, doctrina y prácticas, fueron registradas para nosotros en el Nuevo Testamento. Jesús, al igual que Sus apóstoles, advirtió que se levantarían falsos maestros, y ciertamente así parece haber sido; plenamente de acuerdo a algunas epístolas del Nuevo Testamento, los apóstoles tuvieron que luchar desde el principio contra los falsos maestros. Pues bien, en ninguna parte de la Escritura se menciona que el tener la ascendencia apostólica, o ser capaces de rastrear las raíces de procedencia hasta la “primera iglesia”, sea el método para probar ser la iglesia verdadera. Lo que sí lo es son las repetidas comparaciones entre lo que los falsos maestros enseñan y lo que la primera iglesia creía, tal como se registra en la Escritura. El que una iglesia sea o no la “verdadera iglesia”, se determina comparando sus enseñanzas y prácticas con las de la iglesia original, la del Nuevo Testamento, como se lee en la Escritura.

Por ejemplo, en Hechos 20:17-38, el apóstol Pablo tuvo la oportunidad de hablar a los líderes de la iglesia en la gran ciudad de Éfeso, cara a cara y por última vez. En este pasaje, él les dice que los falsos maestros no solo estarán entre ellos, sino que sald
rán DE ellos. (versos 29-30). Pablo no declara la enseñanza de que deberán seguir a la “primera” iglesia organizada como salvaguarda de la verdad. Más bien los encomienda a la salvaguarda de “Dios y a la palabra de Su gracia” (verso 32). Por lo tanto, la verdad debe ser determinada mediante la dependencia de Dios y “la palabra de Su gracia” (por ejemplo, Escritura (ver Juan 10:35).

Esta dependencia de la Palabra de Dios, más que el seguir a ciertos individuos “fundadores” es visto nuevamente en Gálatas 1:8-9, en donde Pablo declara: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” Por lo tanto, la base para determinar la verdad o el error no descansa sobre QUIÉN es el que la enseña, “si aun nosotros o un ángel del cielo,” sino en si es el mismo evangelio que ellos ya habían recibido – y este evangelio está registrado en la Escritura.

Otro ejemplo de esta dependencia de la Palabra de Dios se encuentra en 2 Pedro. En esta epístola, el apóstol Pedro está luchando contra los falsos maestros. Al hacerlo, Pedro comienza por mencionar que tenemos la “palabra profética más segura” para depender más de ella, que aún del escuchar la voz de Dios desde el cielo, como sucedió en la transfiguración de Jesús (2 Pedro 1:16-21) Esta “palabra más segura” es la Palabra escrita de Dios. Más tarde, Pedro nuevamente les dice que sean cuidadosos “para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles.” (2 Pedro 3:2) Ambas palabras, de los santos profetas y de los mandamientos que Jesús dio a los apóstoles, están registradas en la Escritura.


¿Y ahora cómo determinamos si una iglesia está enseñando la doctrina correcta o no? La única norma infalible que la Escritura dice que tenemos, es la Biblia (Isaías 8:20;2 Timoteo 3:15-17;Mateo 5:18;Juan 10:35;Isaías 40:8;1 Pedro 1:25;Gálatas 1:6-9). La tradición forma parte de cada iglesia, pero la tradición debe ser comparada con la Palabra de Dios para que no vaya contra la verdad (Marcos 7:1-13). Es cierto que los cultos y a veces las iglesias ortodoxas tergiversan la interpretación de la Escritura para dar soporte a sus prácticas; no obstante, la Escritura, cuando es vista en su contexto y estudiada fielmente, es capaz de guiarnos a la verdad.

La “primera iglesia” es la iglesia que está registrada en el Nuevo Testamento, especialmente en el Libro de Los Hechos y en las Epístolas de Pablo. La iglesia del Nuevo Testamento es la “iglesia original” y la “iglesia verdadera”. Deducimos esto porque así está descrito con gran detalle en la Escritura. La iglesia de entonces, como está registrado en el Nuevo Testamento, es el modelo y cimiento de Dios para Su Iglesia. Sobre estas bases, examinemos la católica romana que asegura ser la “primera iglesia.” En ninguna parte del Nuevo Testamento encontraremos a la “iglesia verdadera” haciendo alguna de las siguientes cosas: orando a María, orando a los santos, venerando a María, sometiéndose a un Papa, teniendo un sacerdocio selecto, bautizando a infantes, observando las ordenanzas del bautismo y la Cena del Señor como sacramentos, o pasando una autoridad apostólica a los sucesores de los apóstoles. Todos estos son elementos centrales de la fe católica romana. Pero si la mayor parte de los elementos esenciales de la Iglesia Católica Romana no fueron practicados por la Iglesia del Nuevo Testamento (la primera iglesia y la iglesia verdadera), ¿cómo entonces puede la Iglesia Católica Romana ser la primera iglesia? Un estudio pormenorizado del Nuevo Testamento revelará claramente, que la Iglesia Católica Romana no es la misma iglesia que la que está descrita en el Nuevo Testamento.
El Nuevo Testamento registra la historia de la iglesia desde aproximadamente el año 30 al año 90 d.C. Durante los siglos II, III y IV, la historia registra muchas doctrinas y prácticas católicas romanas entre los primeros cristianos. ¿No es lógico que los primeros cristianos comprendieran mejor el mensaje de los apóstoles? Sí, es lógico, pero hay un verdadero problema. Los cristianos de los siglos II, III y IV no fueron los primeros cristianos. Aquí sí, en el Nuevo Testamento, el cual registra la doctrina y práctica de los primeros cristianos, que no enseña el catolicismo romano. ¿Cuál es la explicación del por qué en los siglos II, III y IV, la iglesia comenzó a exhibir signos del catolicismo romano?

La respuesta, a esta interrogante, es simple – durante los siglos II, III y IV (y siguientes), la iglesia no tenía completo el Nuevo Testamento. Las iglesias tenían partes del Nuevo Testamento, pero el Nuevo Testamento (y la Biblia completa) no estuvieron totalmente disponibles hasta después de la invención de la imprenta en el 1440 d.C. La iglesia primitiva hizo lo mejor que pudo para pasar las enseñanzas de los apóstoles a través de la tradición oral, y a través de la extremadamente limitada disponibilidad de la Palabra en su forma escrita. Al mismo tiempo, es fácil ver cómo la falsa doctrina pudo incorporarse a la iglesia que solo tenía acceso al Libro de Gálatas, por ejemplo. Fuera de este contexto, es muy, pero que muy interesante, hacer ver que la Reforma Protestante surgió poco después de la invención de la imprenta y con ella, la traducción de la Biblia a los lenguajes comunes de la gente. Una vez que la gente comenzó a estudiar la Biblia por ellos mismos, se hizo muy evidente cuánto se había apartado la Iglesia Católica Romana de la Iglesia descrita en el Nuevo Testamento.

La Escritura nunca menciona el usar el “cuál iglesia vino primero” como la base para determinar cuál es la iglesia “verdadera”. Lo que sí enseña es que uno debe usar la Escritura como el factor determinante para saber qué iglesia es la verdadera y si es fiel a la primera. Es especialmente importante comparar la Escritura con la enseñanza de la iglesia en ciertos puntos centrales, como la total deidad y humanidad de Cristo, la expiación del pecado a través de Su sangre en el Calvario, la salvación del pecado por gracia a través de la fe, y la infalibilidad de las Escrituras. La “primera iglesia”, “la iglesia verdadera” está registrada en el Nuevo Testamento. Esa es la iglesia que todas las iglesias deben seguir, imitar y tomar como modelo a seguir.



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