“Porque fuimos salvos con esperanza; pero una esperanza que se ve no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando lo que ya ve? (Romanos 8:24)
Esperanza: Confianza en lograr una cosa. Virtud teológica por la cual aguardamos de Dios su gracia y nuestra eterna salvación.
Cuando esperamos se desarrolla en nosotros la constancia. La constancia a su vez, requiere firmeza. Y para tener firmeza nuestro carácter debe ser moldeado por Dios. Nuestro carácter es moldeado a través de las experiencias que vivimos en la vida y que nos sirven de aprendizaje.
La constancia implica perseverancia y casi siempre, quien persevera alcanza sus objetivos, sueños y metas. Claro está que cuesta ser decididos y perseverantes, sin embargo, este camino es seguro porque en nuestras debilidades, el Espíritu Santo acude a ayudarnos, nos sostiene. A través de Él recibimos fuerzas y aliento para continuar.
Es bella la palabra que Salomón deja en Proverbios 23:18: “Porque ciertamente hay un porvenir, y tu esperanza no será frustrada”. El porvenir no es otra cosa que un “suceso o tiempo futuro”. Es lo que está por llegarles a aquellos que, aunque no les es fácil, saben esperar y confiar en Dios.
Dios dice: “Hijo(a) mío(a), tu esperanza no será frustrada. No serás privado de ver lo que esperas. El enemigo no malogrará los planes de bien que tengo para ti”.
Recuerda que a Abraham y Sara no se les hizo fácil esperar años y años la llegada de Isaac. Pero cuando Isaac llegó al hogar les trajo risa y felicidad. Así como ellos, tú también sonreirás al ver que llega a tu vida lo prometido por Dios.
Recuerda que a Abraham y Sara no se les hizo fácil esperar años y años la llegada de Isaac. Pero cuando Isaac llegó al hogar les trajo risa y felicidad. Así como ellos, tú también sonreirás al ver que llega a tu vida lo prometido por Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario