lunes, 23 de marzo de 2015

Tú eres la luz

 “Yo no llevo la lámpara por mí, para ver mi camino. Conozco de memoria la oscuridad de las calles. Llevo la luz, más bien, para que otros encuentren su senda cuando me vean a mí".
Alumbrar el camino para nosotros mismos es una buena tarea, pero no deja de tener un tinte algo egoísta, pues hay otros en la senda que necesitan la luz, y no permitimos que se beneficien de ella.
Ahora bien, alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil, ya que en vez de iluminar, muchas veces oscurecemos; en lugar de estimular, desalentamos; en vez de resaltar lo bueno de la gente, nos paramos solamente a criticar lo malo.
Trasladándolo a la vida cristiana, oscurecemos el camino del resto cuando llevamos una doble vida; o sea, cuando en la teoría proclamamos una cosa pero en la práctica hacemos lo contrario; cuando no somos auténticos.
Por ello, procura ser íntegro, honesto, humilde, leal. Así serás luz para el resto, así estarás   irradiando el camino de los demás, de la misma forma que Jesús hace brillar su luz en tu camino, o en el de todos.
Hay una conocida canción que entre otras cosas, señala:

Señor, ante tu presencia las tinieblas caen
Diste en la cruz tu vida por mí
Tengo la verdad y la libertad
Tú eres la luz
Majestuoso y sublime
la tierra llena de tu gloria está.
Tu luz brilla en mi vida
y me hace cantar.”

Ten presente que el propio Jesús nos exhorta así:

HAGAN BRILLAR SU LUZ DELANTE DE TODOS, PARA QUE ELLOS PUEDAN VER LAS BUENAS OBRAS DE USTEDES Y ALABEN AL PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO. (Mateo 5:16)

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