lunes, 23 de marzo de 2015

Enemigos de Humo

Muchos lo llaman paranoia, otros, delirio de persecución, pero la verdad es que muchas personas viven atemorizadas por enemigos imaginarios. Puede que ya sea hora de dejar de vivir amedrentados por cosas que ni siquiera ocurrirán.
Recordando la historia en la que Jacob usurpó la identidad de su hermano para recibir la bendición de su Padre, y después huyó de su casa y fue perseguido por su hermano durante mucho tiempo. Jacob incluso le enviaba regalos a Esaú para que no lo matara.
Jacob creía que su hermano estaba lleno de rencor, odio, con ansias de venganza. Vivía y dormía atemorizado por lo que él creía que sucedería en cuanto lo encontrara Esaú, y más aún cuando le dijeron que éste llegaba acompañado de 400 hombres.
Esta historia puede compararse con nuestras relaciones en otras áreas, como la familia, los amigos, negocios, trabajo, la salud, etc. En ellas, nos podemos sentir atemorizados por lo que pueda pasar, porque estos avatares no están bajo nuestro control y creemos siempre lo peor.
Pero, ¿qué sucedió cuando Esaú encontró a Jacob? Todo lo que éste pensaba que pasaría, no sucedió. La Biblia nos cuenta lo que aconteció: “¿Y qué eran todos esos rebaños y esas manadas que encontré en el camino? preguntó Esaú. Son un regalo, mi señor, para asegurar tu amistad contestó Jacob. Hermano mío, yo tengo más que suficiente dijo Esaú. Guarda para ti lo que tienes. No, insistió Jacob, si he logrado tu favor, te ruego que aceptes este regalo de mi parte. ¡Y qué alivio es ver tu amigable sonrisa! ¡Es como ver el rostro de Dios!” Génesis 33:8-10 (NTV)
Podemos ver que ese temor era en vano, su hermano lo estaba buscando porque lo quería de regreso, no le guardaba rencor y lo había perdonado.
Dejemos de vivir llenos de temor creyendo cosas que no son reales, vivamos confiando en que Dios está en el control, que nuestro Padre tiene misericordia si sabemos reconocer nuestros fallos.
Aparta de ti todo miedo y todo pensamiento negativo que hace que no puedas descansar tranquilo o que no puedas vivir plenamente, como Dios quiere.

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