“Os escribo a vosotros jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno.” 1 Juan 2:14 (RVR)
Entre los chicos se suele jugar a ver quién es el más fuerte. Quien vence tiene la atribución del poder y el respeto de sus prójimos. Lo que antiguamente, era una búsqueda de la fortaleza física, ahora se trasformó en la búsqueda de sobrepasar los límites por exceso. Esta tendencia se aprecia en los excesos de alcohol que los jóvenes tienen en cada salida. Juegan a ver quién resiste más tragos buscando la aprobación de su grupo.
Entre los chicos se suele jugar a ver quién es el más fuerte. Quien vence tiene la atribución del poder y el respeto de sus prójimos. Lo que antiguamente, era una búsqueda de la fortaleza física, ahora se trasformó en la búsqueda de sobrepasar los límites por exceso. Esta tendencia se aprecia en los excesos de alcohol que los jóvenes tienen en cada salida. Juegan a ver quién resiste más tragos buscando la aprobación de su grupo.
Un juego tonto y dañino que solo los perjudica, pero ellos no se dan cuenta. Piensan que es divertido, que es de valientes, que les da prestigio. La humanidad siempre ha tenido esta actitud. Es innata en cualquier cultura, la búsqueda del respeto y de la autoridad.
El anciano Juan sabía esto, y plantea el mismo desafío para los jóvenes cristianos de su época, que extrapolado en el tiempo, es un también un gran desafío para los jóvenes del siglo XXI. ¿Cómo ser un vencedor? ¿Cómo ser un ganador? ¿Cómo ser una persona diferente, especial, única, que marque la diferencia entre sus compañeros? Juan nos da un secreto que es para todas las edades.
Los exitosos y vencedores son jóvenes fuertes. No precisamente fuertes en músculos o en influencias políticas. Dios sostiene que un joven es fuerte, cuando tiene un carácter fuerte para saber decidir adoptar lo bueno antes que lo malo, cuando tiene la capacidad de resistir y de permanecer fiel.
¿Cómo logra un joven de hoy esta fortaleza? El único secreto es que la Palabra de Dios permanece en su mente. No es un efecto sentimental ni emocional. Es una decisión racional del conocimiento, y de la elección de poner en práctica a cada momento los mandamientos de Dios. Se obtiene cuando entregamos nuestra voluntad a Dios.
El resultado es que a pesar de su poder y de su legión de demonios, el diablo es vencido. Un joven fuerte que mantiene la Biblia en su cerebro y decide bien cada día, es alguien a quien Dios sostiene para que pueda tener la victoria sobre el gran tentador. Solo alguien aliado y sostenido por Cristo puede hacer que el diablo huya y pueda vencerlo.
¿Quieres ser un ganador? No busques los modelos de este mundo. Dios te dice el secreto de la victoria: Los que leen la Biblia son fuertes y vencedores.
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