La diferencia entre los que viven por fe y los que no, es que los primeros no permiten que sus dudas decidan.
Lectura bíblica Lucas 1:5-25
El ángel Gabriel, que evidentemente posee una asombrosa percepción espiritual, identifica de inmediato, la base o característica principal de la pregunta de Zacarías. La naturaleza de ésta no era la curiosidad, sino la falta de fe. En lo secreto de su corazón, no creía posible que un anciano y una mujer de edad avanzada pudieran concebir un hijo.
La falta de fe siempre representa un serio obstáculo para el desarrollo de la vida a la que hemos sido llamados. En ocasiones, como sucedió con los diez espías israelitas, la ausencia de fe puede traer consecuencias nefastas para quienes la padecen. A toda una generación se le negó la entrada a la tierra prometida, y quedó condenada a perecer en la aridez del desierto. En otras ocasiones, la falta de fe tiene consecuencias menos drásticas. Aunque no significa que perderemos las bendiciones que Dios nos ha reservado, nuestra participación en la aventura de caminar con Él se verá limitada.
Este era el caso de Zacarías, aunque las consecuencias sobre su vida no escapan de un cierto toque... cuanto menos picaresco. "He aquí, te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo" (Lucas 1.20). En similares condiciones en las que otros padres disfrutan plenamente, de la alegría de divulgar a cuantos quieran escucharlos la feliz noticia de un embarazo, el sacerdote debería conformarse con ser un mero espectador del evento. ¡Cuánta frustración debió haber sentido que, justo en ese momento, se le privara del habla!
Vale la pena considerar la advertencia, visto su ejemplo, que a todos nos deja Zacarías. Vivir, en toda su plenitud, la vida que Cristo ofrece está al alcance de cada uno de nosotros. No obstante, para que experimentemos todo el potencial que encierra cada aventura con Él, deberemos seguirlo de todo corazón. Existe un cierto grado de osadía y hasta "locura" en los héroes de la fe, que no les permite andar "con rodeos" a la hora de recibir una palabra de parte de Dios. Entienden que las palabras que el Señor pronuncia son para producir en nosotros obediencia, no un estudio de factibilidad.No es que los que viven por fe nunca duden. Ellos también sufren algunos titubeos a la hora de escuchar las instrucciones que el Señor les da. La diferencia entre ellos y nosotros es que no permiten que sus dudas decidan el rumbo a seguir. Quizá, también, entienden el significado de la explicación que le ofreció Gabriel a Zacarías: he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. Avanzan en la certeza de que Dios, siempre, es fuente de buenas propuestas. Que nunca nos llevará por un camino que resulte perjudicial para nuestra vida en Cristo.
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