lunes, 2 de marzo de 2015

El poder positivo de la confianza

El apóstol Pablo era un hombre de una gran confianza. Durante una parte de su vida, estuvo basada totalmente en sus credenciales, o sea, en su educación y posición. Pero su encuentro con el Señor (Hechos 9.1-6) le hizo darse cuenta del poco valor de esas cosas. ¿Cuál era, entonces, la base de su nueva confianza?
La relación de Pablo con el Señor se convirtió en el nuevo fundamento de su vida. Al ver sus antiguos derroteros en vida como un capítulo cerrado, abrazó su nueva vida en Cristo. Pablo no solo reconoció la insuficiencia de todo aquello en lo que había confiado, sus conocimientos, logros y autoridad, sino que también se despojó de cualquier atisbo de vida independiente de Dios. El apóstol se convirtió en un hombre que dependió totalmente del Señor (Gálatas 2.20).
La confianza inquebrantable de Pablo en la fidelidad de Dios, tuvo un papel clave. Creía en su promesa de fortalecerlo y equiparlo; de guiarlo en todas las situaciones; de atender todas sus necesidades; y de que nunca lo abandonaría. Al enfrentarse a pruebas, Pablo experimentaba el poder del Espíritu Santo que fluía en él. Al creer en lo que Dios decía, podía enfrentarse a las adversidades con valentía. Su confianza no era en sí mismo, sino en la presencia, la ayuda y el poder de Dios; por eso se mantuvo firme.
¿Ve usted la razón y la clave, por la que podemos estar confiados los seguidores de Cristo? Lo que importa no es lo que somos, lo que creemos sobre nosotros mismos, o las fortalezas y las capacidades que tenemos. Desarrollar una confianza absoluta en Cristo es lo que produce la verdadera confianza. ¿Cuánto confía usted en Él?
Lectura bíblica: Filipenses 4.4-13

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