Hebreos 2:6-8 (PDT) dice: “En un lugar las Escrituras dicen: "Dios, ¿por qué te acuerdas de los seres humanos? ¿Por qué te preocupas por el hijo del hombre? ¿Es él tan importante? Durante breve tiempo lo hiciste un poco menos que los ángeles. Tú lo coronaste de gloria y honor. Pusiste todo bajo su poder". Así que, aquí "todo" significa que no hay nada que él no gobierne…”
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Debo comprender que no soy parte de una casualidad, sino de un propósito.
Esto quiere decir que Dios está intentando enseñarme que no se puede vivir de la improvisación, esperando que algo bueno suceda. Sino que debo gestarlo, para después manifestarlo y disfrutar de los beneficios del Reino. Una vida de improvisación es consecuencia de un estado interno de casualidad. En otras palabras, al no entender el sentido que tiene mi vida en la tierra, producto de pensar que uno es una casualidad de la naturaleza, acabo divagando, intentando diferentes cosas para ver si puedo lograr algo.
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Dios nunca ha pensado en traerte a la tierra solo para que vivas, sino para que saques provecho de ella.
Si pudiéramos tener la revelación de nuestro origen, de dónde venimos, nunca nos sentiríamos una casualidad.
Nosotros no somos la obra de una combinación de circunstancias. Tampoco vinimos porque nadie lo pudo evitar. Nosotros somos la manifestación de una determinación, estamos en la tierra porque Dios estableció un propósito que Él quiere cumplir en nuestras vidas.
La gente espera un golpe de suerte, pero Dios espera tu determinación para darte cosas sobrenaturales.
Debemos salir del estado interno de casualidad. La casualidad no es el área en la que fuimos diseñados para vivir. Cuando una persona se siente una casualidad, está negando a un Dios de propósito.
La casualidad alimenta tu incredulidad. Una mentalidad con propósito alimenta tu espíritu.
1 Crónicas 4:9-10 (NVI) dice: Jabes fue más importante que sus hermanos. Cuando su madre le puso ese nombre, dijo: "Con aflicción lo he dado a luz". Jabes le rogó al Dios de Israel: "Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción." Y Dios le concedió su petición.
Jabes es la demostración de una persona que siente que vino a la tierra por casualidad o por dolor. La aflicción fue la marca de su vida. Su nombre le recordaba que él era puro dolor, que mejor no hubiera nacido.
Pero hubo un día, un día señalado, donde a él se le despertó un sentido de propósito y entendió que no era una casualidad. Que no estaba vivo por azar. En medio de una vida de confusión, pudo ver a un Dios que, a pesar de ser él un errante en la tierra, lo había diseñado para ser diferente a los demás.
El libro de Hebreos, muestra algo que es clave, que te sirve para comprender que tu marca no es casualidad, sino propósito.
En ti hay dos caracteres: 1.“Lo coronaste de gloria y honor…”
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