viernes, 13 de febrero de 2015

Primero La muerte ­Y Después ¡la Gloria!

 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:26)

Cuando Jesús estuvo al lado de la tumba de Lázaro, le dijo dos cosas a la hermana entristecida, que nunca debemos olvidar:

(a) “Tu hermano resucitará” (Juan 11:23).

(b) “…todo aquél que vive y cree en Mí, no morirá eternamente.

¿Crees esto?” (Juan 11:26). Esta es la pregunta fundamental en nuestra vida:“¿Crees esto?” ¿Qué es lo que te llevará después de la muerte hacia tu casa celestial? Cristo, ¡solamente Cristo! Sólo Él mantiene la promesa de resurrección y la esperanza de vida eterna. Por ti Él venció la muerte y la tumba. Puede que leas estas palabras mientras estés luchando con lágrimas de angustia y pena. Quizá has perdido a tu cónyuge con quien has vivido durante muchos años, o a tu hijo en un trágico accidente, o a un ser querido por una terrible enfermedad. Cristo entiende tu aflicción y como ningún otro, siente tu dolor.
O quizá sientes que la muerte se te está acercando. Si nunca antes has confiado en el Señor Jesús, debes ocuparte hoy de esto. No esperes a un tiempo más conveniente. Pon tu confianza en Él hoy y serás salvo, lo que significa que cuando des tu último suspiro, pasarás de la muerte a la vida, a la vida celestial. Si conoces a Cristo, no hay ningún motivo para que temas lo que hay más allá de la tumba; Él ya está allí y ha preparado un lugar para ti. ¡Todo está listo! Inexplicable e interminable el gozo que será tuyo para siempre, gracias a Jesús.

Entonces puedes exclamar con Pablo: “¿Dónde está, ¡oh! muerte, tu aguijón? ¿Dónde, ¡oh!sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15:55).

Piensa en esto: inmediatamente después de la muerte,­ ¡la Gloria!

 

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