El cumpleaños es
el aniversario de nacimiento de un ser vivo. En muchas culturas es
costumbre celebrar el cumpleaños, por ejemplo, mediante una fiesta con amigos en la que se dan regalos al
homenajeado. Las fiestas de cumpleaños son muy populares, sobre todo entre
los niños; son una oportunidad más para la socialización con
los amigos y
la familia.
En ellas, es costumbre entregar regalos al anfitrión y comer una tarta o pastel al cual
se le colocan velas, para que el cumpleañero sople y las
apague mientras los invitados cantan alguna canción de cumpleaños.
¿Y qué pasa si el cumpleaños es de algo inmaterial? Hoy se
cumple el 3º aniversario de la creación de nuestro blog. Hoy cumplimos años y lo
cierto es que el tiempo sigue su marcha sin detenerse a esperar por nada ni por nadie. Es de esperar que en este
tiempo y en este blog, se haya cumplido el propósito para el que fue creado que
no es otro que dar a conocer la palabra de Dios, para que quien la lea tenga un
carácter parecido al de Cristo, para que sea parte de la familia de Dios recibiendo a Cristo como su Señor y Salvador, y para que
en todo tiempo le alabe y adore por lo que es y por lo que hizo.
Es
oportuno, en este momento, mencionar que Jesús dijo: “Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14:6) y “Vengan a mi todos
los que estén cansados, abatidos, que yo les daré descanso” (Mateo 11:28). Ambas
declaraciones ofrecen la seguridad de que Él ha decido dirigir nuestros pasos y
ayudarnos a engrandecer nuestras fuerzas para alcanzar nuestro destino con Él y
para Él. Nuestros tiempos están protegidos y garantizados bajo la
protección de su mano (Salmo 31:15). Además,
prestar atención al consejo de Dios nos trae satisfacción (Eclesiastés 12:1). ¡Este es nuestro
objetivo!: Él.
Hoy puede
ser nuestro último día. No importa lo que no hicimos, sino lo que podemos
hacer. ¡Vamos, levántate!, camina e inicia tu recorrido hacia todo aquello que
estás por acabar. Revisemos nuestro calendario y comencemos por el
principio hasta completar todo por lo que fuimos creados para hacer, y cumplamos nuestro principal objetivo. Si tenemos
que perdonar, perdonemos; si es olvidar, olvidemos; si hay que restituir,
restituyamos y si tenemos que empezar, ¡empecemos de una vez! Que nada
impida que Dios sea nuestro aliado y el tiempo nuestro testigo.
M.G.L.
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