domingo, 15 de febrero de 2015

El espejo... Una historia de Amor

Renato casi no vio a la señora que estaba en el coche, parado en el costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero se dio cuenta que ella necesitaba ayuda.
Así que detuvo su coche y se acercó. El coche de la señora olía a tinta de tan nuevo. La señora pensó que pudiera ser un asaltante, pues él no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento...
Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: “Estoy aquí para ayudarla señora, no se preocupe. ¿Por qué no espera en el coche que está más calentito? A propósito, mi nombre es Renato”.
Lo que pasaba es que su coche tenía una rueda pinchada y ella era para colmo, de edad avanzada. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el coche. Cambió la rueda, pero quedó un poco sucio y con una herida en una de las manos...
Cuando apretaba las tuercas de la rueda, ella abrió la ventanilla y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que sólo estaba de paso por allí y que no sabía cómo agradecerle su preciosa ayuda. Renato apenas sonrió mientras se levantaba.

Ella preguntó cuánto le debía. Ya había imaginado las cosas terribles que podrían haberle pasado si Renato no se hubiese parado para socorrerla. Pero Renato no pensaba en dinero, le gustaba ayudar a las personas.
...Era su modo de vivir. Y respondió: “Si realmente quiere pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien que precise ayuda, préstele a esa persona la ayuda que necesite y acuérdese de mí”...
...Algunos kilómetros después, la señora se detuvo en un pequeño restaurante. La camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello, y le dirigió una dulce sonrisa.
La señora notó que la camarera estaba embarazada de casi ocho meses, pero aún así, no dejó que la  tensión y los dolores le cambiaran su actitud.
La señora en su curiosidad, quiso saber cómo alguien que teniendo tan poco podía tratar tan bien a un extraño, y entonces se acordó de Renato. Después de terminar su comida, y mientras la camarera buscaba el cambio, la señora se retiró...
...Cuando la camarera volvió quiso saber a dónde pudo haber ido la señora, y notó algo escrito en la servilleta, sobre la cual tenía 4 billetes de 1000 euros.
Lágrimas de sus ojos cayeron al suelo, cuando leyó lo que la señora escribió. Decía:
- Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy, y de la misma forma te estoy ayudando a ti. Si realmente quieres reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien...
Aquella noche, la camarera cuando fue a su casa, cansada, directamente se acostó en la cama; su marido ya estaba durmiendo y ella se quedó pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito...
¿Cómo pudo esa señora saber cuánto ella y el marido, precisaban aquel dinero? Con el bebé que estaba a punto de nacer el próximo mes todo estaba difícil.
Se quedó pensando en la bendición que había recibido, y dibujó una gran sonrisa.
Agradeció a Dios y se volvió hacia su marido que intentaba dormir a su lado, le dio un suave beso y susurró:
-Todo estará bien: ¡te amo...Renato!

No te contagies de la falta de amabilidad que nos rodea . No dejes de hacer el bien, ayuda a todo el que te necesite.
LA VIDA ES ASÍ... UN ESPEJO... TODO LO QUE TÚ DAS, ¡VUELVE A TI !

 

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