Cuando alguien nos lastima, por sentido común queremos defendernos y devolverle un golpe más fuerte. Pero, ¿qué quiso decir Jesús con dar la otra mejilla? ¿Nos estaba instando a convertirnos en víctimas pasivas del maltrato? ¿Deberíamos sufrir en silencio y negarnos a buscar algún tipo de defensa?
No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Mateo 5:39
No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Mateo 5:39
En los tiempos antiguos y como a veces sucede hoy en día, al dar una bofetada a alguien no solo se podía buscar hacer daño físico, muchas veces lo que se pretendía era provocar una reacción para que la persona se viera confrontada. Se puede decir que Jesús se refería a que si una persona intentaba provocar a otra con palabras o acciones hirientes, el agredido no debía continuar el pleito, sino “quedarse callado”. Debía ser consecuente con su creencia en Dios de hacer Su voluntad.
No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Romanos 12:17-19
Las Escrituras ni autorizan ni aconsejan las venganzas personales, al contrario, la parte que nos corresponde hacer es que “mientras de nosotros dependa debemos estar en paz con todos”, la venganza no es nuestra, es de Dios, quien a su tiempo cobrará la cuenta.
Cuando los niños se pelean porque no quieren prestar sus juguetes, resulta difícil explicarles que compartirlos no significa perderlos, sino ser generosos y bendecidos, o hacerles conscientes de que tienen otros juguetes más interesantes y mejores. Sin embargo, solo cuando adquieren cierto grado de madurez llegan a comprender que el juguete realmente, no era tan importante como compartir, y entonces no tienen ningún inconveniente en “poner la otra mejilla”.
A veces somos como estos niños porque no queremos terminar con el pleito. Todavía estamos envueltos en conflictos como no perdonar, continuar enfadados, buscar venganza...; pero cuando maduremos espiritualmente, nos daremos cuenta que el orgullo y la altivez no eran tan importantes realmente, como el estar en paz con las personas y sobre todo, en la voluntad del Señor.
Es necesario aclarar que poner la otra mejilla no implica que no debas defenderte de agresores violentos. En caso de alguna amenaza o maltrato físico, es adecuado buscar medios legales de protección. Jesús no dijo que nunca debemos defendernos, sino más bien, que nunca debemos atacar ni sucumbir al deseo de venganza.
¡Pon esta enseñanza en práctica, aprende a retirarte siempre que sea posible para evitar una pelea, aprende a perdonar porque tu parte es estar en paz con todos, aprende a ofrecer la otra mejilla, porque solo en la voluntad de Dios tendrás bendición.
¡Aprende qué es lo más importante!
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