Somos humanos, y como tales imperfectos, pero que esto no sea excusa para que continuemos haciendo lo malo. Cada vez que lastimamos a alguien también lastimamos a Dios quien fue quien nos creó; o sea, lastimas su creación, obra maestra.
Lastimar al prójimo no es nada recomendable, en el sentido de que el tiempo que pase te hará creer que ya está todo olvidado y que no hace falta que te disculpes. Al contrario, mi querido hermano(a), el tiempo puede que no sea su mejor amigo cuando de reconocer un error se trata.
¿Qué debo hacer?
En primer lugar, reconoce que te equivocaste. Esa es la primera etapa, y tal vez te parecerá difícil reconocer que ofendiste, lastimaste, fastidiaste a una persona, pero cuando lo haces, tu manera de pensar cambia y el corazón reafirma lo que tu razón grita a voces.
Reconozca que se equivocó, ¡cuanto antes!, en estos momentos, no espere más, de lo contrario terminará ignorando su mala acción y se acostumbrará a vivir así.
Luego
Después de haber reconocido su error, es hora de que lo reconozca también, delante de aquella persona a la que ofendió.
No tenga miedo
Reconocer los errores y pedir perdón es de hombres y mujeres de valor, íntegros. No crea que va hacer el ridículo, al contrario, usted hará un acto tan noble como admirable. No es fácil pedir perdón porque nuestra naturaleza humana tiende a ser orgullosa e incluso egocéntrica. Pero, ¿acaso no cree que es tiempo de dejar todo eso atrás?
Sonría
Sí, no es broma que sonría cuando vaya a pedir perdón. La sonrisa que emita, será cálida, sincera, llena de arrepentimiento y mansedumbre, y la persona a la que usted le pedirá perdón la sentirá.
Si recibe reproches
Imaginemos que aquella persona a la cual usted ofendió y por la cual usted se encuentra frente a ella para pedirle perdón, lo trata mal y empieza a reprocharle. Escuche todo lo que esa persona le diga, no se moleste, ni se exalte, ni crea que usted se está menospreciando por escucharle.
Recuerde que toda acción trae una reacción. No se desanime, ya que todo ello le servirá como experiencia propia. Recuerde también que de los errores se aprende y en las manos de Dios, todos, absolutamente todos nuestros errores tienen un propósito bueno.
Además, todos aquellos reproches que usted reciba serán nada más y nada menos, que los restos de una herida que ya está próxima a sanar gracias a la decisión de usted de ir a pedir perdón.
Abra su corazón
Cuando abrimos nuestro corazón, las estrellas brillan, el sol sonríe y las gotitas de lluvia saben a miel, desde la oportunidad de mostrar lo que en ese hermoso corazón existe. Además, si usted ha ido a pedir perdón reconociendo una falta, es porque definitivamente ese corazón está cobrando una forma divinamente hermosa. Hable con toda la verdad, con un corazón lleno de autenticidad.
Hable con Dios
Antes de abrir la puerta de su casa, coger sus llaves, tomar el autobús o conducir su coche en dirección a la casa de aquella persona, ore, hable con nuestro Padre celestial y dígale las intenciones de su corazón. Aunque Él ya lo sabe, necesita oírlo decir de los labios de su hermosa creación, usted.
Hágalo parte de sus planes, permita que Él lo dirija en cada palabra que le diga a dicha persona que al igual que usted, también se encontrará nervioso(a).
Aprenda de sus errores y que esto le sirva para que la próxima vez lo piense varias veces, antes de decir o hacer ciertas acciones que no le traerán nada edificante.
Y dé gracias por tener valor para tomar esa decisión que no es nada fácil. Su corazón clama por ir a pedir perdón, reconocer la falta.
Hágalo parte de sus planes, permita que Él lo dirija en cada palabra que le diga a dicha persona que al igual que usted, también se encontrará nervioso(a).
Aprenda de sus errores y que esto le sirva para que la próxima vez lo piense varias veces, antes de decir o hacer ciertas acciones que no le traerán nada edificante.
Y dé gracias por tener valor para tomar esa decisión que no es nada fácil. Su corazón clama por ir a pedir perdón, reconocer la falta.
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